«Spatio brevi spem longam reseces.»«No pongas grandes esperanzas en la breve vida.»
Y como consecuencia de este desahogo de mi mal humor, construyo mis “Reflexiones Heteróclitas”, asalto la intimidad de mis amigos y me he convertido en una especie de “Pepito Grillo” con altas pretensiones, aunque respondo a la regla de que todo escritor debe prestar atención a tres cuestiones fundamentales: el contenido de sus escritos, su oportunidad y la forma de expresarse.
Todo ello me lleva, sin embargo,
a una segunda consideración, ya apuntada por Montaigne, pues realmente escribo
sobre diversas materias y en el fondo me pregunto
Jamás aceptaría someterme a quien, con una sola palabra, pudiera arrebatarme mi independencia intelectual, mis creencias, mi hogar, mi familia y mis amistades, sin importar el talento o superioridad del individuo que lo pretenda.
Y si no menciono la posibilidad de que me arrebaten mi fortuna o mi honor, es porque considero que mi fortuna es tan limitada que no merece ser defendida, mientras que el honor goza del privilegio de escapar a la tiranía y sus secuaces.
De
mis ancestros celtas, he heredado los ojos verdes, el cerebro rápido y la
fortaleza en la lucha, así como mi respeto por la naturaleza, mi amor por el mundo espiritual y mágico y por las brumas del amanecer y mi afición a los paseos bajo la lluvia.
Sin embargo, también he heredado de aquellos ancestros primitivos mi carácter introvertido, que provoca inauditas, por extravagantes, explosiones extrovertidas de enfado o alegría, y mi humor burlesco y algo ofensivo —la coña asturiana—.
Y por último, he heredado, en un tiempo en que es extraño, un exacerbado sentido del honor, de la libertad personal y de la independencia, por los que, a lo largo de mi vida, tantas cosas he sacrificado, especialmente ventajas y fortuna.
Así que simplemente soy un sujeto vulgarmente razonable, con sus excentricidades, y rabiosamente independiente, con un punto de vanidad ridícula, y no exento de caprichos.
Lo cierto es que desearía parecerme a Cicerón, que era un excelente y ameno conversador y un individuo cosmopolita que, en circunstancias de gran pesadumbre o dificultad, optaba por aislarse en el silencio y la soledad de su “castillo”, con el propósito de dedicarse a la reflexión acerca de los deberes y derechos del ciudadano, el funcionamiento del Estado y la justicia, así como también sobre la esencia del ser humano y la humanidad en sí misma, y cuyo pensamiento, basado en la paz interior llamada “tranquilla libertas”, que se traduce como una “libertad serena”, estaba dominado por la búsqueda de la felicidad en la vida y la esperanza de la existencia del paraíso después de la muerte.
Hoy en día, sin embargo, predomina la actitud de percibir la libertad con una sonrisa irónica y considerarla demodé junto con el honor, primando, por influencia materialista marxista, los conceptos de igualdad y de vulgaridad “woke”.
Isaac Berlin considera que los conceptos de libertad "negativa" y "positiva" están estrechamente relacionados.
La libertad "negativa" se refiere a la ausencia de coacción y opresión por parte de otros, mientras que la libertad "positiva" se refiere a la capacidad de decidir y vivir según las propias elecciones y deseos.
Para Epicteto, aquellos que buscan ser libres deben ser dueños de sí mismos, no desear nada ni huir de nada que dependa de otros. De lo contrario, se convertirán inevitablemente en esclavos; del mismo modo que debemos evitar conflictos en los que ganar no esté bajo nuestro control y así podremos convertirnos en invencibles.
A lo largo de toda nuestra existencia, giramos alrededor de nuestro destino final, nuestra tumba. Las diversas dolencias que padecemos son como ráfagas de aire que nos acercan o alejan de ella.
De hecho, las personas creyentes vemos en la muerte un camino hacia el cielo, y mientras nuestros amigos, piensan que los dejamos atrás, tan solo los precedemos.
Sí, podría hacerlo. Podría diluirlas, suavizarlas, edulcorarlas y expresarlas con una escritura meliflua, insegura y temblorosa al gusto de los tibios. Pero nunca he sabido hacerlo.
Aunque, ciertamente, he de confesar que nunca he querido intentarlo.
Además, pensar diferente no es un delito, es un derecho, incluso un privilegio.
© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana
Estupenda descripcion personal, sin duda en mi modestisima opinion, veo en tu relato un velo de tristeza? Espero que solo sea mi apreciacion tal vez equivocada. Y que si asi fuera, dure loque yo he tardado en leer tu estupendo articulo. Abrazo
ResponderEliminarMás que tristeza, mi alma tiene algunos matices de melancolía. No puede ser de otra forma si somos conscientes de ser poco más que "criaturas finitas" de Dios.
Eliminar“Si no escribo me aburro y si me aburro me cabreo…. “. Dichoso usted D. Jesús que tiene esa gran facilidad para escribir, cuánto me gustaría a mi hacerlo y poder crear artículos tan interesantes como este, de verdad. Y no se cabree porque barrunto que tiene otras muchas aficiones más que llenarán sin duda una vida tan apasionante como la suya. Y aburrirse??. Eso jamás, la vida es un tesoro aunque solo sea mirando al mar como me encuentro yo en estos momentos disfrutando de su lectura. Nunca olvide que personalmente a mi, y seguro que a otros muchos nos encanta que escriba tanto.
ResponderEliminarDiscrepo contigo amigo.
ResponderEliminarAquí voy a mezclar ciencia y filosofía.
Si el universo no tiene principio ni fin, sino un continuo ciclo de transformación eterna, todo cuanto escribes configura ese todo por lo tanto es eterno. Lo escribes, toma vida y queda... Un pequeño ladrillo universal, aún incluso aunque nadie lo leyera. Los judíos consideraban que aquello que se enuncia toma vida, la palabra crea el todo, el universo... Por tanto considérate un humilde albañil del cosmos que no es poco...
Un abrazo y gracias por compartir...