...DE LA DERIVA DE LOS
CONTINENTES, DE LOS CICLOS DE LA ACTIVIDAD SOLAR, DEL PARÓN DEL NUCLEO
TERRESTRE... Y DE LA EXTINCIÓN DE LOS DINOSAURIOS.
Aunque
eso sí, nuestra oposición a todo lo anterior, a fin de ser verdaderamente
progresista, debería de venir adobada con un claro posicionamiento en defensa
del aborto y de la eutanasia, de las políticas malthusianitas de reducción de
la natalidad en el tercer mundo; del lince ibérico, del lirón pirenaico, de las mascotas urbanitas y de la pardela balear;
de los alimentos no transgénicos, y de la prohibición del uso de fertilizantes
e insecticidas en los cultivos, que por supuesto no deberían ser intensivos; de
la okupación de las viviendas desocupadas y de la causa de los palestinos
frente al imperialismo judeoamericano; y por supuesto de la bicicleta como vehículo
alternativo.
Mientras
tanto nadie se entretiene explicándonos como el calentamiento global es
compatible con las bajas temperaturas y gigantescas nevadas sufridas este
invierno por los EEUU o en Japón, ni el frio y nieve que nos ha acompañado
durante el mes de enero, pues tales fenómenos atmosféricos fríos casan mal con
la cantinela del cambio climático por el calentamiento global.
Tampoco
nadie comenta que en Marte se está produciendo un calentamiento similar al de
la tierra, sin que allí pueda echarse la culpa a factores “antropogénicos”, es
decir al “descontrolado consumo energético de los países ricos”
Ni
tampoco nadie comenta que el Sahel no solo no se está desertificando, sino que
durante los últimos tres años su superficie vegetal ha crecido notablemente en
detrimento del desierto del Sahara.
Como
contrapunto al panfleto de los climalarmistas debemos tener en cuenta, por lo
pronto, que lo de la “unánime opinión de los científicos” en torno a las
conclusiones del IPCC, pues eso, que nada de nada...
Según
el periodista de Creators Syndicate Inc. Walter
E. Williams, en su artículo “El consenso se desmorona” el Washington Post
afirmó el 28 de mayo de 2006 que sólo había "un puñado de escépticos"
en lo relacionado con la amenaza del calentamiento global originado por el
hombre. El 30 de agosto de ese mismo año Bill Blakemore decía: "Luego de
una investigación exhaustiva, ABC News no ha podido dar con debate [científico]
alguno". El secretario ejecutivo de la Convención sobre Cambio Climático
de Naciones Unidas, Yvo de Boer, dijo en su día que era "criminalmente
irresponsable" ignorar la urgencia del calentamiento global. En mayo de
2007, la enviada especial para el clima de Naciones Unidas, Gro Harlem
Brundtland, dio por "zanjado" el debate y advirtió que era
"completamente inmoral" el mero cuestionamiento del
"consenso" científico de la ONU. Un par de meses más tarde, Miles
O'Brien, de CNN, afirmó: "El debate científico ha terminado".
Previamente había dicho que los científicos escépticos solían estar
"comprados y sobornados por la industria de los combustibles
fósiles".
Sin
embargo desde aquellas fechas hasta nuestros días, cada vez son más los
científicos que están reuniendo el valor necesario para alzar la voz contra la
“dictadura ideológica del calentamiento global”.
Así,
Stanley B. Goldenberg, de la División de Investigación de Huracanes de la
Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de EEUU, ha declarado: "Lo
de que sólo hay un puñado de científicos que no comparte la tesis del
calentamiento antropogénico es una mentira descomunal, propagada por los
medios".
"Más de 650 científicos internacionales
disienten del discurso del calentamiento antropogénico: los científicos siguen
poniendo en entredicho el consenso", puede leerse en un reciente informe
de la minoría en el Senado norteamericano.
Entre
esos 650 científicos se cuentan, por ejemplo, el Nobel de Física Ivar Giaever
("Soy escéptico ... El calentamiento global se ha convertido en una nueva
religión"), el químico Kiminori Itoh ("[Estamos ante] el peor
escándalo científico de la historia ... Cuando la gente descubra la verdad, se
sentirá engañada por la ciencia y los científicos"), el ingeniero químico
de la Universidad Abo Akademi de Finlandia y ex miembro de Greenpeace Jarl R.
Ahlbeck ("Hasta ahora, las mediciones no muestran signos alarmantes de que
vaya a producirse un calentamiento catastrófico") y el físico atmosférico
James A. Peden, que en tiempos trabajó en el Centro de Coordinación e
Investigación Espacial de Pittsburgh, EEUU ("Muchos [científicos] buscan
ahora la forma de distanciarse discretamente [del ecoalarmismo] sin ver
arruinadas sus carreras profesionales").
Lo
cierto es que cada vez son más las investigaciones que sugieren que, a
diferencia de calentamiento pronosticado por el IPCC podría producirse un
enfriamiento global.
El
geólogo Don J. Easterbrook, profesor emérito de la Western Washington
University, dice: "Los cambios registrados en el Sol últimamente sugieren
que podría ser [un enfriamiento] bastante severo, quizá más parecido al de
1880-1915 que al de 1945-1977. Un enfriamiento como el mínimo de Dalton y
Maunder podría sumir al planeta en una nueva Pequeña Edad del Hielo, pero sólo
el tiempo dirá si esto es una posibilidad".
El
geólogo Dr. David Gee, presidente del comité científico del Congreso Geológico
Internacional de 2008, que actualmente trabaja en la Universidad de Uppsala
(Suecia), se pregunta: "¿Durante cuánto tiempo ha de enfriarse la Tierra
para que nos demos cuenta de que no se está calentando?".
Es
más, vaticinan que el enfriamiento dará lugar a una nueva “Mini Edad de Hielo”
similar a la ocurrida en los s XVII y XVIII, entre las décadas de 2030 y 2040.
He
aquí una pregunta trascendental que los ciudadanos de los países occidentales
han de plantearse. Las leyes, una vez promulgadas, es muy difícil, por no decir
imposible, echarlas abajo. Si el hielo se enseñoreara de Nueva Jersey o de
Europa Central, como lo hizo en tiempos remotos, a mí no me extrañaría que unos
políticos fanáticos conservaran toda la legislación aprobada para prevenir el
calentamiento global. Y nos llevarían a un verdadero desastre que se volvería
en contra del aforismo de la Agenta 2030 o 2050, de modo que “No tendremos nada
y nos moriremos de frio e inanición”
Para
concluir, hablando de frio, os traigo “Che gelida manina” de “La Boheme” de
Puccini cantada por Pavarotti
© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana
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