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miércoles, 3 de octubre de 2007

EUTANASIA Y EUGENESIA


 Y, como lo prometido es deuda, hoy vamos a hablar de “EUTANASIA Y EUGENESIA” cuyas premisas y conclusiones vuelven a estar de rabiosa actualidad en atención a las manifestaciones contenidas en la entrevista concedida por el Ministro de Sanidad Bernat Soria al diario El Mundo, en la que, tras soltar la perla dialéctica de que:

La izquierda cura más que la derecha

nos dice:

En esta legislatura no tengo tiempo, pero la eutanasia es una asignatura pendiente en la sociedad española. Una cosa es el suicidio asistido, con el que no estoy de acuerdo. Otra, en el otro extremo, la limitación en el esfuerzo terapéutico o la sedación del enfermo terminal, donde hay legislación que protege al enfermo. Y hay una situación intermedia, que llamaríamos eutanasia, que no es un ejemplo simple, sino una multitud de ejemplos. Es un tema que en algún momento debe plantearse la sociedad. Habrá que generar un marco legal donde un comité ético en el que no sólo haya médicos y juristas, sino lo que llamaríamos legos que transmiten la percepción de la sociedad. Hablo de periodistas, amas de casa..."

manifestaciones a las que se ha unido su compañero de Gobierno el Ministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo, quien en declaraciones a Radio Nacional, ha sostenido que:

"La sociedad española ya está madura para este debate, ya que al aumentar el nivel de bienestar, ha aumentado la longevidad de los ciudadanos, y es en este contexto donde muchos empiezan a reflexionar sobre el derecho individual a poner el límite final, la raya final a la propia existencia".

Lo más curioso del caso es que, ya antes de sus manifestaciones a cerca de la Eutanasia, ambos ministros habían sido catalogados como el “tandem” más radical del Gobierno, y no han defraudado a sus críticos.

El concepto de “Eutanasia” procede etimológicamente del griego "eu" bien y "thanatos" muerte y hace referencia a la provocación activa o pasiva de la muerte a un enfermo para evitarle sufrimientos innecesarios ante la inevitabilidad de la muerte.

Dentro del concepto genérico se diferencias tres modalidades.

La activa, consistente en dar la muerte a un paciente utilizando métodos tendentes a provocarla.

La pasiva, consistente en no aplicar tratamientos que mantengan con vida del enfermo.

La asistencia al suicidio, consistente en facilitar a quien desea suicidarse y no puede hacerlo por sí mismo, los medios precisos para dicho suicidio.

Moralmente, al menos desde las posiciones del humanismo cristiano, y no necesariamente desde la ortodoxia de los postulados del cristianismo, pese a que en ello coinciden las confesiones Católica, Ortodoxa, Luterana y Evangélica, se consideran indiscutiblemente reprobables la eutanasia activa y la asistencia al suicidio.

La mayor dificultad, se encuentra, pues, en la llamada “Eutanasia Pasiva”.

Es interesante que nos detengamos un momento en la posición de la Iglesia Católica en este punto, por su papel de referente ético y moral en la Sociedad Occidental, que se concreta en el documento: “Declaración sobre la Eutanasia” de la “Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe” de 5 de mayo de 1980.

No voy a repetir aquí el análisis que del contenido de este documento realicé ahora hace un año ---a él me remito--- sino que tan solo voy a referirme a las conclusiones que se derivaban de aquel estudio.

Y esa conclusión no es otra que la de considerar que el derecho a una “muerte digna” implica la aceptación moral del principio de que:

"El derecho a “morir dignamente" no designa el derecho de procurarse o hacerse procurar la muerte como se quiera, sino el derecho a morir con toda serenidad y con dignidad humana y cristiana
”.
y en consecuencia,

Ante la inminencia de una muerte inevitable, a pesar de los medios empleados, es lícito en conciencia tomar la decisión de renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia.”

Lo que abriría la puerta a la negativa a recibir o aplicar tratamientos terapéuticos que prolonguen la vida innecesariamente y dificulten una “muerte humanamente digna”.

A mi juicio estas consideraciones facilitan la decisión de proceder a la desconexión de enfermos, en muerte cerebral, de los aparatos que mantienen sus cuerpos en forzado funcionamiento, pues en esa situación no se puede considerar que la vida continúe; e incluso a la de negarse a recibir o aplicar “tratamientos desproporcionados” de reanimación en pacientes terminales a los que aquellos procedimientos de reanimación les condenarían a una situación, prolongada artificialmente, de vida vegetativa.

No obstante no existen en esta materia “reglas automáticas” que operen objetivamente, pues el mismo documento comentado nos dice que las decisiones, en cada caso, habrán de adoptarse en atención las condiciones del enfermo y sus fuerzas físicas y morales.

La aplicación práctica de tales criterios, como viene ya sucediendo en la realidad cotidiana de nuestra sanidad pública y privada, demuestra la absoluta inexistencia de un debate social a cerca de la eutanasia, y consecuentemente acredita la absoluta falta de necesidad de proceder a una regulación legal de la materia.

En cualquier caso, el establecimiento de una regulación legal de esta materia genera una enorme desconfianza en amplios sectores de la sociedad, pues lo cierto es que la intención de los “progresistas dogmáticos intolerantes de izquierdas” con la implantación de una norma no es otra sino la de abrir el camino a una mayor permisividad y laxitud en la materia, que fácilmente degeneraría en la tentación eugenésica de “facilitar la muerte” no solo a los enfermos terminales, sino a los ancianos, a los deficientes físicos o psíquicos, etc… Como de facto está empezando a suceder en Holanda.

Efectivamente en Holanda a partir de 1998 se incluyó la posibilidad legal de la práctica de la eutanasia por los médicos, estableciéndose una exención de responsabilidad penal en relación con el delito de eutanasia siempre que se dieran ciertas condiciones.

Ello abrió la puerta, en 2002, a la total despenalización de la eutanasia practicada por los médicos, llegándose más allá incluso de lo que en principio y conforme a consideraciones morales, constituye una “muerte digna”, y estableciéndose la posibilidad de aplicar la eutanasia incluso a niños con el solo consentimiento de sus padres o tutores, siempre que se den los “requisitos” establecidos en la Ley, a saber:

1º.- Que exista una petición del paciente insistente, lúcida y, de ser posible, puesta por escrito.
2º.- El médico debe evaluar el dolor y el sufrimiento del paciente, para decidir si justifican, por ser insoportable, la anticipación de la muerte.
3º.- El médico debe de haber llegado al convencimiento junto con el paciente que en la situación en que se encuentra no existe otra solución razonable.
4º.- El médico debe de haber consultado al menos con otro médico independiente que también haya visto al paciente y haya emitido un dictamen sobre los requisitos mencionados en los puntos anteriores.

Sin embargo no podemos obviar que el niño no es capaz de valorar o definir como insoportable su sufrimiento. Quien habrá de valorarlo, según las normas holandesas, es el médico; y los que consienten y deciden la muerte son los parientes.

¿No se trata, acaso, de aliviar su propio sufrimiento ---el de los médicos y los parientes--- y no el de los niños enfermos?

Además, tampoco puede olvidarse que en nuestra época los cuidados paliativos y los tratamientos para aliviar el dolor, promovidos en todo el mundo y utilizados por los médicos y por la sanidad, logran mantener y armonizar la humanidad de los cuidados, la reducción radical del sufrimiento físico y la serenidad de la muerte.

Ello nos lleva a pensar que se está cayendo en un darwinismo social, que pretende facilitar la eliminación de los seres humanos marcados por el sufrimiento o por defectos físicos o psíquicos, "para anestesiar" a la sociedad entera.

En efecto, Darwin consideraba como obstáculo para la evolución humana la construcción de manicomios y hospitales, así como la elaboración de leyes para sostener a los indigentes, porque estas medidas de la sociedad impedirían o retrasarían la deseable eliminación natural de los individuos defectuosos[1].

Por esto algunos comentaristas, no solo religiosos, si no incluso laicos, refiriéndose a este último desarrollo de la ley holandesa sobre la eutanasia, han hablado de "eugenismo solapado".

Y no deberíamos olvidar que la eugenesia, aunque las corrientes filosóficas de la izquierda contemporánea, sobre todo la representada por el filósofo alemán y Director del Departamento de Filosofía de la universidad de Karlsruhe, Peter Sloterdijk, la presente como una:

Teoría propia de la izquierda progresista aplicada al terreno de la genética y concebida como un medio de reflexionar sobre las mejores condiciones en que será creada la próxima generación

no deja de ser, en realidad, una practica odiosa consistente en seleccionar a los individuos más aptos, más favorables para garantizar una adecuada evolución de la especie en el futuro, en detrimento de los menos aptos o menos favorables para aquella finalidad.

Lo que en la práctica supondría, llevada la eugenesia a su máxima expresión: la eliminación, o al menos la exclusión de los procesos reproductivos, incluso del disfrute de la vida, de los seres humanos “defectuosos” o “no deseados” en el proyecto genético del futuro, que inevitablemente habría de ser definido por alguien, y me temo que ese alguien no habría de ser otro que la mayoría política dominante en cada momento en la sociedad.

Lo que abriría un panorama, cuando menos, aterrador: dejar en manos de las mayorías políticas, grupos de expertos, comisiones políticas, sociales o científicas, o “comités éticos”, en definitiva en manos de “grupos de hombres” con la consecuente subjetividad y falibilidad de sus criterios, la definición de quienes, entre sus semejantes, tengan la consideración de seres humanos “defectuosos” o “no deseados” en el proyecto genético del futuro.

En definitiva de privar de la contemplación del arco iris a aquellos cuya herencia genética no sea acorde con los patrones establecidos, o con el objetivo prefijado para la evolución de la humanidad.

¡¡¡Que Dios nos pille confesados!!!

Y hoy añado:

El peligro comentado no es una mera reflexión alarmista si nos fijamos en algunas de las afirmaciones que se contienen en los textos editados como manuales de la nueva asignatura de adoctrinamiento impuesta por el Gobierno del señor Rodríguez en nuestro sistema educativo bajo el rimbombante nombre de “Educación para la ciudadanía”.

Como muestra valgan dos botones:

Libro de la editorial Anaya:

El poder político es el poder supremo que, en una sociedad, decide, de manera obligatoria para todos, lo que debe hacerse y lo que no debe hacerse.”

Libro de la Editorial Santillana:

Las leyes son las que determinan los derechos y deberes de todos los ciudadanos y especifican los comportamientos correctos e incorrectos […] Ajustan la vida social a criterios de justicia o pautas éticas y limitan el poder de las instituciones.”

Vamos, que si hace un año manifestaba mis temores ante cualquier aproximación politizada al concepto de Eutanasia, hoy me siento absolutamente “acongojado” pensando que entre los legisladores y esos

Comités éticos en los que no sólo haya médicos y juristas, sino lo que llamaríamos legos que transmiten la percepción de la sociedad. Hablo de periodistas, amas de casa..."

a los que se refiere Soria en su aproximación a la Eutanasia, puedan decidir algún día sobre el “como y cuando deba” producirse mi muerte, sobre todo si pienso que esos “buenos ciudadanos” miembros de tales “comités éticos” estarán perfectamente adoctrinados en el laicismo materialista, relativista y utilitario que tanto gusta a nuestra izquierda progresista dogmática e intolerante, y que trata de extender mediante la implantación obligatoria del adoctrinamiento a través de la Educación para la Ciudadanía.

Uno de los argumentos utilizados por Elena Salgado en su etapa como Ministra de Sanidad para prohibir fumar en España, fue el del inmenso coste que, para el sistema de sanidad pública, suponían las enfermedades derivadas del tabaquismo. Me temo que estos criterios materialistas, maniqueos y utilitaristas, acaben apareciendo en el debate sobre la eutanasia, y no quiero ni pensar en cual sea, para nuestro sistema de sanidad pública, el coste de asistencia a los enfermos considerados incurables o a los enfermos terminales...

Por cierto, la única musica acorde con el contenido de este post es la marcha funebre de Chopin que os adjunto.


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[1] C. Darwin, 1871 , “La descendencia del Hombre y la selección sexual”

miércoles, 26 de septiembre de 2007

LA SIESTA

La siesta de VanGogh

Pues después de esta larga siesta de más de dos meses, vuelvo a la carga con mis “reflexiones heteróclitas”.

Si existe alguna institución española por antonomasia, esa es “La Siesta” o “pigazu” como la llaman en mis tierras asturianas, cuyo nombre proviene de ser el descanso habitual de la “hora sexta” romana, el adormecimiento típico posterior al almuerzo, al tiempo que debo reconocer que desconozco el origen semántico del termino bable.

Que duda cabe de que la siesta presenta grandes ventajas, puestas de manifiesto incluso por los médicos, pero es que, además, estoy convencido de que muchos de los grandes acontecimientos de nuestra historia se produjeron después de la siesta.

Así no me extrañaría que Colon durmiese la siesta cuando Rodrigo de Triana divisó las costas americanas y gritó “¡¡¡Tierra a la vista!!!”...

Ni que Pizarro quemara sus naves después de meditarlo durante la siesta...

Igual que no me extraña que nuestro Presidente Rodríguez transite adormecido por los entresijos del poder, en un duermevela propio de una siesta onírica ---dominada por sus ensoñaciones idealizadas que se le han convertido en pesadillas--- mientras que la economía se va al garete (diga lo que diga el pobre Solbes), nuestro crédito internacional ha llegado a ser prácticamente inexistente, y los separatistas radicales conquistan, a veces con métodos propios de su espíritu nazionalista, parcelas de poder real ---y asignaciones presupuestarias inmerecidas--- ante la desidia de los poderes del Estado.

Adormecido...

Lamentable espectáculo el que nos ofrece el poder adormecido en sus ensoñaciones, mientras los gobiernos nazional-socialistas de Cataluña, Galicia o Las Vascongadas, permiten a sus respectivos pandilleros de ETA, Terra Lliure y movimientos similares, renacidos de sus cenizas como aves fénix trágicas y diabólicas ante la inacción de la autoridad, que aleteen en los espacios como si estuvieran poseídos del efluvio de las hierbas, como lo estaban los “Hashishim”, en los vergeles de Alamut, antes de perpetrar sus atentados.

Según los relatos de Marco Polo ---quien sin embargo no pudo conocer Alamut, ya que la ciudad fortaleza había desaparecido mucho antes de que el veneciano pasase por sus proximidades--- Alamut tenía unos jardines secretos y maravillosos que se usaban para fanatizar a los iniciados de la secta.

Conforme a la leyenda que nos ha llegado, a quienes se les quería convertir en “Hashishim” ---asesinos suicidas--- se les drogaba con la substancia después llamada “hachís” en su recuerdo y se les hacía despertar en el jardín, donde gozaban, durante unos días, de lo que creían el paraíso.
Posteriormente se les volvía a drogar, y al despertar estaban de vuelta en el castillo y se les decía que sólo volverían a disfrutar del Paraíso que habían tenido ocasión de conocer si morían en combate contra el enemigo.

De mismo modo los adoctrinados jóvenes antisistema de estos territorios españoles, han sido formados bajo la influencia de la mentira, la manipulación de la Historia y el adoctrinamiento nazionalista según premisas muy del estilo de lo que en el nuevo sistema educativo socialista pretende ser la “Educación para la Ciudadanía”.

Efectivamente los jóvenes cachorros del nazionalismo violento y radical han sido educados bajo un sistema cuyas competencias fueron delegadas de modo irresponsable en los Gobiernos Autonómicos primero por los gobiernos de la UCD y después por los del PSOE, sin que tampoco el PP en su etapa de Gobierno hiciera nada para resolverlo, sistema educativo que les ha convertido en víctimas de lo que podríamos llamar el “Síndrome del Hashishim”.

Efectivamente, a estos jóvenes se les ha enseñado una radical mentira que lamentablemente se ha convertido en su verdad: la de una tierra y un pueblo (los suyos propios) conquistados y explotados por los Castellanos.

Se les ha enseñado, además, que la situación ideal, su paraíso “alamútico” particular, viene representado por Estados Independientes y libres de la dominación española.

Y se les ha enseñado, y se lo han creído ante la indiferencia de sus mayores y de la mayoría insensata de los españoles, que cualquier medio es legítimo para conquistar sus aspiraciones.

Y su convencimiento y determinación viene a ser mayor cuando ante sus abusos no encuentran respuesta alguna de la autoridad del Estado que frene sus desmanes.

Esta misma consideración, ha sido puesta de manifiesto por Arturo Pérez Reverte en un escrito que, bajo el título "Cortos de razones, largos de espada” circula por internet, del que os reproduzco algunos párrafos interesantes:

“Te gusta la novela [La última entrega de la saga del capitán Alatriste], pero lamentas que el autor haga trampas con la Historia real; la auténtica Historia que –eso no lo cuentas, pero se deduce– te enseñaron en el colegio.
Y consideras «poco riguroso» y «poco creíble» que una galera española estuviera tripulada por soldados vizcaínos que combatían al grito de ¡¡¡Cierra España!!!. Y añades, joven amigo –lo de joven es importante– que el episodio de los vizcaínos te chirría, pues parece forzado. «Metido con calzador –son tus palabras– para demostrar que los vascos (y no los vascongados, don Arturo) estábamos perfectamente integrados en las fuerzas armadas españolas, lo que no era del todo cierto.»
Esta contestación a tu carta la extiendo a la cuadrilla de embusteros y sinvergüenzas de los sucesivos ministerios de Educación, de la consejería autonómica correspondiente, de los colegios o de donde sea, que son los verdaderos culpables de que a los diecisiete años, honrado lector, tengas –si me permites una expresión clásica– la picha histórica hecha un lío.
En cuanto a lo de Cierra, España, ni es consigna franquista ni del Capitán Trueno. Quien conoce los textos de la época sabe que, durante siglos, ése fue el usual grito de ataque de la infantería española –en su tiempo la más fiel, sufrida y temible de Europa–, que en gran número, además de soldados castellanos y de otras regiones, estaba formada por vizcaínos; pues así, vizcaínos, solía llamarse entonces a los vascos en general, «a veces cortos de razones pero siempre largos de bolsa y espada». Y guste o no a quien manipuló tus libros escolares, amigo mío, con sus nombres están hechas las viejas relaciones militares, de Flandes a Berbería, de las Indias a la costa turca.
Los oprimidos vascos fuisteis –extraño síndrome de Estocolmo, el vuestro– protagonistas de todas las empresas españolas por tierra y mar desde el siglo XV en adelante. Ése fue, entre otros muchos, el caso de los capitanes de galeras Iñigo de Urquiza, Juan Lezcano y Felipe Martínez de Echevarría, del almirante Antonio de Oquendo, su padre y su hijo Miguel, o de tantos otros embarcados en las galeras del Mediterráneo o en la empresa de Inglaterra.
Las relaciones de Ibarra, Bentivoglio, Benavides, Villalobos o Coloma sobre las guerras del Palatinado y Flandes, los asedios, los asaltos con el agua por la cintura, las matanzas y las hazañas, las victorias y las derrotas, hasta Rocroi y más allá incluso, están salpicadas de tales apellidos, sin olvidar las guerras de Italia: en Pavía, por ejemplo, un rey francés fue capturado por un humilde soldado de Hernani, en el curso de una acción sostenida por tenaces arcabuceros vascos.
Y te doy mi palabra de honor de que aquel día todos gritaron, hasta enronquecer, Cierra, España: voz que, en realidad, no tenía significado ideológico alguno. Sólo era un modo de animarse unos a otros –eran tiempos duros– diciéndole al enemigo de entonces, fuera el que fuera: Cuidado, que ataca España.
Así que ya ves, amigo mío. No inventé nada. El único invento es el negocio perverso de quienes te niegan y escamotean la verdadera Historia: la de tu patria vasca –«La gente más antigua, noble y limpia de toda España», escribía en 1606 el malagueño Bernardo de Alderete– y la de la otra, la grande y vieja. La común. La tuya y la mía.

Pero no nos preocupemos de nada, porque el Presidente Rodríguez puede que no nos dé respuesta válida al reto de los nazionalismos frente al concepto y la verdad de España y la cohesión y solidaridad entre sus diferentes regiones, pero seguro que resolverá nuestro futuro añadiendo a sus grandes logros sociales ---como la legalización del matrimonio homosexual o la implantación del adoctrinamiento escolar a través de la educación para la ciudadanía--- otros logros de igual importancia y de mayor coste presupuestario, como la cobertura de las necesidades de asistencia dental de los niños, las ayudas a la juventud para el alquiler de vivienda, la reforma del régimen laboral del servicio doméstico, y sus reuniones internacionales, al más alto nivel, con Evo Morales, Erdogan y compañía, con el deseo de resolver el problema mundial del Cambio Climático; sin olvidarnos del proyecto estelar de sus ministros más delirantemente progresista-dogmático-intolerantes (Justicia y Sanidad) de instaurar la eutanasia, para lo que consideran que el pueblo español está ya suficientemente maduro.

Tema ese de la eutanasia sobre el que aunque ya haya escrito algo hace algún tiempo, me parece que alguno de estos días, cuando me recupere de la siesta nacional, voy a volver a incidir.

martes, 22 de mayo de 2007

LA NUEVA DERECHA EUROPEA NO ES NEOCON


Embebido en mis reflexiones heteróclitas, mis pensamientos, como si del hilo de Ariadna se tratase, me suelen llevar no a la salida ---la conclusión perfecta siempre tan deseada en cualquier proceso reflexivo--- sino al fondo del laberinto.

Recurro en muchas ocasiones a los escritos de mi admirado Chateaubriand (cuya imagen, retratada por la pintora francesa Anne-Louis Girodet De Roucy-Trioson aquí os traigo) quien realmente describe la naturaleza y las realidades humanas con enorme precisión y un sentido casi siempre trágico, con su verbo elaborado y refinado, para tratar de realizar algunas descripciones de las que yo me siento incapaz.

Entre esas reflexiones del prerromántico francés me llama la atención la referida a las campanas:

"Es cosa que maravilla ver cómo se ha hallado un medio seguro de producir en un mismo instante, merced a un golpe de martillo, un mismo sentimiento en mil corazones diferentes

y efectivamente el triunfo de Nicolás Sarkozy en las recientes elecciones presidenciales francesas ha supuesto un autentico aldabonazo en las conciencias pensantes europeas, pues no solo augura una nueva etapa política en Francia, sino que permite aventurar que nos encontramos ante la punta de un iceberg ideológico que emerge en los países occidentales y que la izquierda ha venido en llamar, despectivamente el movimiento “neocon” o “neoreac” ---neoconservadores o neoreaccionarios--- que inicialmente en América y ahora en Europa, se enfrentan y comienzan a superar la los neoprogresistas, herederos de los movimientos de la izquierda radical ---marxista y pro soviética--- de la Europa de mediados del siglo XX.

Efectivamente, los neoprogresistas se han acantonado en conceptos que nos venden como nuevos y que siguen siendo los viejos tópicos de la izquierda de raíz marxista; No hay más que ojear el libro “De nuevo Socialismo” de Jordi Sevilla para comprobar la inmovilidad ideológica de la izquierda española.

Así, instalados en el progresismo dogmático intolerante, los izquierdistas europeos insisten en el desprecio de la autoridad y del orden público. Baste recordar como tras los violentos acontecimientos recientemente protagonizados por grupos de jóvenes marginales en el barrio madrileño de Malasaña-2 de mayo, los “prohombres de la izquierda” han manifestado, tomando sistemáticamente partido contra la policía y a favor de los violentos, los alborotadores y los marginales, que “Es inquietante constatar que se ha abierto una brecha insalvable entre la policía y la juventud”; Insisten en un desmedido amor por el poder y pactan con los nacionalismos radicales o con los terroristas con tal de mantenerlo a ultranza; Insisten en el rechazo de la tradición y la herencia cultural propias pero promueven con entusiasmo la “alianza de las civilizaciones”; Insisten en el ataque y desprecio a las buenas costumbres, es decir, de la «moral burguesa» aunque viven cómodamente instalados en una Sociedad que se ha articulado conforme a sus postulados; Insisten en que los delincuentes son “victimas de la sociedad” hasta el punto en que sus derechos prevalezcan sobre los de las victimas verdaderas, de modo que la huelga de hambre de un asesino le permita eludir la cárcel y pasear libremente por las calles; Insisten en la depreciación y menosprecio de la familia, de la religión, especialmente la cristiana, y de la vida humana, defendiendo el aborto libre y la eutanasia eugenésica, al tiempo que protegen, a veces hasta el histrionismo más ridículo, cualquier manifestación de vida vegetal o animal; Insisten en el hedonismo ramplón como única aspiración de lo que ellos entienden por hombre moderno: Insisten en el pacifismo a ultranza aún a costa de tener que ceder siempre ante el enemigo, incluso el más violento; Insisten en el anticapitalismo visceral pero adoran el dinero fácil; Insisten, en fin, en el odio y el resentimiento hacia las señas de identidad de la propia civilización en la que parasitan, la civilización occidental.

Frente a estos movimientos intolerantes de la izquierda radical, los nuevos conservadores tratan de lograr la recuperación del concepto de patriotismo; del concepto de derechos de los ciudadanos correlativos a obligaciones reciprocas de los mismos para con sus conciudadanos y para con la Sociedad; de la idea del valor del mérito, del esfuerzo personal, del trabajo y de la responsabilidad; de los modelos de libertad individual de la democracia liberal y en general, de la preservación de las creencias y los valores sobre los que se ha creado Occidente desde Roma o la Grecia Clásica, pasando por el Cristianismo y la Revolución Francesa.

Como dijera Fernando Rodríguez Genovés en un reciente artículo en el suplemento ABCD del diario ABC:

“Uno de los objetivos comunes que liga a unos y a otros néoréacs es el poner fin al espíritu de Mayo del 68, esa antigualla del imaginario revolucionario e insurreccional, santo y seña irrenunciable de la izquierda. Y si se trata de anunciar el crepúsculo del ídolo sesentayochista, ¿dónde mejor que Francia -la France qui tombe- para hacerlo público y darle así mayor fuerza simbólica al hecho?”

Pero, ¿Cuáles son las características de los nuevos conservadores españoles y hacia donde se producirá la evolución del pensamiento conservador en España en los próximos años?

Si nos atenemos a la opinión de los “intelectuales de izquierdas” es decir al núcleo de pensadores-informadores encuadrados en torno a PRISA-El País, llegaremos pronto a la conclusión de que no saben muy bien que es lo que realmente son los llamados “neocons”, concepto que se ha convertido en una especie de cajón de sastre en donde cabe cualquiera que no responda a los principios de actitud correcta políticamente definida desde los parámetros de la izquierda, pero en cualquier caso están francamente preocupados ante la amenaza del resurgir de esta ideología políticamente incorrecta, ya que no es de izquierdas.

Así, son muestra significativa de lo que digo los cometarios publicados por un tal Joan Subirats (catedrático de Ciencia Política de la UAB por más señas) bajo el titulo “Nuestros Neocon” en El País del pasado 23 de marzo:

“La aparición de Nicolás Sarkozy en Francia con ideas muy próximas [a los neocons españoles] y la notable influencia de esas líneas de pensamiento en el principal partido de la oposición en España, nos deberían seguir preocupando. Sus errores los pagamos todos muy caros.”

Sin embargo echo de menos en este artículo --- y en general en las construcciones críticas de la izquierda frente a los neoconservadores--- que me digan cuales son esos “errores” que se augura que pagaremos muy caros.

No es ello sino una muestra más de lo que ya en otros de mis escritos he definido como la táctica de la elusión de la critica propia de progresismo dogmático intolerante de la izquierda consistente en atacar al adversario sin argumentos y con meras descalificaciones, procurando presentarle como ridículo o risible, cuando no como extremista de derechas o fascista, pero sin expresar nunca un porqué.

Al final el nerviosismo de la izquierda ante el progreso de las ideas neoconservadoras, radica en que supone, como ya dijera Sarkozy en su campaña electoral:

“Que la herencia de Mayo del 68 sea liquidada de una vez por todas”

y ello porque aquellas ideas representan la verdadera fortaleza moral de la esencia de Occidente y la pérdida de los complejos que han atenazado a los liberal-conservadores en la escena política europea durante los últimos cuarenta años.

En cualquier caso la categoría de los “neocón” nacida en los Estados Unidos se ha aplicado sin mucho criterio a los nuevos conservadores europeos, pues existen puntos de desencuentro evidente entre los neocon norteamericanos y la derecha democrática europea.

Efectivamente los neocon americanos pueden considerarse liberales desencantados de la deriva izquierdista del partido demócrata ---como dijera Irving Kristol, uno de los precursores del movimiento neoconservador en Estados Unidos, suele decir que un neocon es un liberal, en el sentido norteamericano del término, atacado por la realidad--- mientras que en Europa representan el resurgir del pensamiento liberal-conservador, por una parte frente a la ruina ideológica a la que el mayo del 68 empujó a la izquierda y por otra, frente a la reacción postmarxista de la izquierda tras la caída del muro, con los daños que una y otra tendencias de la izquierda han ocasionado en la sociedad europea toda.

En todo caso, si en algo se parecen los neocon americanos a los nuevos conservadores europeos es tan solo en la pérdida de sus complejos frente a la izquierda y la mayor beligerancia en la defensa de sus posiciones intelectuales y políticas, lo que naturalmente les ha granjeado la calificación de extremistas o duros desde la izquierda.

Pero ¿cómo se está escenificando esta evolución del mundo del pensamiento en España?

Hace algunas semanas Cesar Alonso de los Ríos criticaba desde su columna de ABC a Mariano Rajoy, y nos decía que:

“El señor Rajoy tiene una concepción discursiva de la política. Una visión puramente parlamentaria y retórica. Por ahí se le van los esfuerzos... y los éxitos. Entretanto, va perdiendo las batallas «reales». Y si siempre es un tremendo error reducir la acción política a unos cuantos debates, ¿qué decir cuando la nación pasa por una circunstancia tan difícil como es la de su desmontaje por parte del partido en el Gobierno y sus socios?”

Pese a no faltarle razón al columnista, lo cierto es que Rajoy no ha dejado de hacer esfuerzos de aproximación a ese nuevo conservadurismo que personifica Sarkozy.

Sin embargo y pese a sus esfuerzos innegables Rajoy no ha logrado alcanzar la categoría de “líder ilusionante del conjunto de la derecha española” .

Y de ello se están aprovechando otra clase de “neocóns”, que en Cataluña han dado vida al partido denominado “Ciutadans” y que pretenden repetir su experiencia en el resto de España como han anunciado en la prensa tres representantes de ese movimiento social como son Fernando Sabater, Rosa Díez y Carlos Martínez Gorriarán.

Los tres responden al esquema de los izquierdistas atacados por la realidad a que se refería Irving Kristol, pues proceden de la izquierda marxista y se manifiestan asqueados de la deriva, más que izquierdista descerebrada, del PSOE, pero no se puede, en su caso, decir que se estén acercándose a postulados ideológicos liberal-conservadores, ni mucho menos.

Y es ahí precisamente donde está la trampa que nos puede pretender vender el PSOE y frente a la que el PP debería reaccionar activamente, pues la simpatía hacia estos personajes por su marcada actitud anti PSOE y españolista no debe confundir a la opinión pública: no se trata de neoconservadores, sino de una escisión izquierdista del PSOE que no ha abandonado su espíritu sesentayochista.

Y es precisamente ante esa amenaza, que desde el progresismo dogmático intolerante de la izquierda [PSOE] trataría de venderse como una alternativa al PP, ante la que el propio PP debe reaccionar con valentía y sin ambages, denunciando que la realidad es que se trata de un movimiento de izquierdas que se segrega del PSOE, a cuyos votantes moderados apela, y que representa la descomposición interna que afecta al partido del Gobierno.

No nos engañemos. Parafraseando a Baroja cuando se refería al periódico "El Pensamiento Navarro":

“CIUTADANS ¿Nuevo Pensamiento y de Izquierdas? Imposible. Un oxímoron”

jueves, 10 de mayo de 2007

SARKOZY Y LA IZQUIERDA RADICAL



Desde la noche del domingo en la que Nicolás Sarkozy resultó elegido nuevo Presidente de la República Francesa con más del 53% de los votos emitidos y con una diferencia de casi siete sobre su oponente Segolene Royal, la izquierda radical se viene manifestando violentamente para protestar contra esa elección.

En las manifestaciones comentadas gran parte de los manifestantes han exhibido fotografías de Segolene Royal en un alarde antisistema, como diciendo: no nos importa que haya ganado Sarkozy, nuestro lider es Royal.

Volvemos a las andadas de siempre; Si la izquierda gana las elecciones…, pues nada así son las cosas; Pero si gana la derecha la izquierda radical no se conforma, se manifiesta violentamente y deja claro que “está en la calle”.

Recordemos algunos datos:

Sólo en las elecciones de 2002, que enfrentaron a Chirac y al ultraderechista Le Pen, se produjo en segunda vuelta una victoria apabullante del elegido Chirac (82,21 % de los votos), mientras que en las elecciones de 1995 Chirac ganó a Lionel Jospin con el 52,6 % de los votos.

En 1998 Mitterand ganó las elecciones con un porcentaje de los votos emitidos similar al de Sarkozy, un 54,02 % de los votos emitidos y en el 1981 gano a GuiscarD’Estaing con el 51,76% de los votos.

¿Se produjeron entonces algaradas similares a las que ahora está protagonizando la izquierda radical francesa, no sin cierta complacencia del Partido Socialista?

Pues que nos conste NO

¿A que se debe la reacción callejera de esa izquierda?

La razón no es difícil de precisar, La victoria de Sarkozy en las presidenciales francesas, tras el acceso de la democristiana Angela Merkel a la cancillería Alemana, es muestra de una clara tendencia sociológica en Europa de vuelta a los valores, a las convicciones, a los principios, y de sano orgullo ante la posesión tranquila y fecunda de una herencia de valores morales, de raiz liberal y cristiana, sobre los que construir el bien público.

Y naturalmente esto pone a las izquierdas de los nervios.

Efectivamente, durante los últimos treinta años el sesentayochismo ha invadido todas las esferas de la política y la vida social de Europa.

Y como consecuencia de la preeminencia política de las corrientes de la izquierda postmarxista sesentayochista, consentida por la derecha, se ha profundizado en elementos poco vivificadores para la sociedad ---que ha desembocado en un claro relativismo moral--- como son la corrección política o el gigantismo de los Estados subsidiados de bienestar, cuyo modelo se ha extendido en Europa.

Sus primeras palabras, tras la elección, en la tarde noche del domingo fueron contundentes:

«Quiero rehabilitar el trabajo, la autoridad, la moral, el respeto, el mérito. Quiero devolver el honor a la nación y a la identidad nacional. Quiero devolver a los franceses el orgullo de ser franceses».

Vamos… que se acabó la referencia intelectual permanente del sesentayochismo propio de la izquierda francesa, la única izquierda europea que continúa pensando que la economía de mercado es algo nefasto que debe combatirse.

Sesentayochismo que ha impregnado más profundamente a la sociedad francesa como consecuencia de la ambigua política del anterior Presidente Jacqes Chirac.

Frente a las pretensiones de “renovación” del sistema democrático occidental propio de los filósofos postmarxistas de aquel movimiento ideológico anclado en las inexistentes conquistas del mayo del 68, Sarkkozy apunta a conceptos propios de la derecha ---de la que se siente orgullosamente parte activa--- como son el respeto a la autoridad y la moral; y el valor del trabajo y el mérito, por encima de consideraciones típicamente socialistas más enrocadas en los conceptos del igualitarismo y el subsidio.

Finalmente llama la atención la fortaleza de la apelación del nuevo Presidente Francés al sentimiento nacional de los franceses, con su expreso deseo de “devolver el honor a la Nación y a la identidad nacional”, idea resumida en su deseo de “devolver a los franceses el orgullo de ser franceses”.

O sea, igual que Rodríguez, nuestro Presidente del Gobierno, que no se sabe que concepto tiene de España o de su organización territorial y política, más allá de su permanente estrategia de apaciguamiento de los nacionalistas como estrategia de perpetuarse en el Poder.

¡¡¡Cuánto me gustaría escuchar de algún lider de la derecha española un discurso como el que os reproduzco de Sarhozy, pronunciado en su campaña elñectoral, que reume, no sin tintes propagandísticos, pero de forma directa y contundente, e mensaje de la derecha moderna que el Presidente de la República Francesa encarna!!!

«Mayo del 68 nos había impuesto el relativismo intelectual y moral. Los herederos del 68 habían impuesto la idea de que todo vale, de que no hay ninguna diferencia entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, entre lo bello y lo feo. Habían querido hacernos creer que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos alumnos, que no había diferencias de valor y de mérito. Habían querido hacernos creer que la víctima cuenta menos que el delincuente, y que no puede existir ninguna jerarquía de valores. Habían proclamado que todo está permitido, que la autoridad había terminado, que las buenas maneras habían terminado, que el respeto había terminado, que ya no había nada que fuera grande, nada que fuera sagrado, nada admirable, y tampoco ya ninguna regla, ninguna norma, nada que estuviera prohibido.
Recordad el eslogan de Mayo del 68 en las paredes de la Sorbona: “Vivir sin obligaciones y gozar sin trabas”. Así la herencia de Mayo del 68 ha liquidado a la escuela de Jules Ferry en la izquierda francesa, que era una escuela de la excelencia, del mérito, del respeto, del civismo; una escuela que quería ayudar a los niños a convertirse en adultos y no a seguir siendo niños grandes, una escuela que quería instruir y no infantilizar, porque había sido construida por grandes republicanos que tenían la convicción de que el ignorante no es libre. Pero la herencia de Mayo del 68 ha liquidado esa escuela que transmitía una cultura común y una moral compartida, cultura y moral gracias a las que todos los franceses podían hablarse, comprenderse, vivir juntos. La herencia de Mayo del 68 ha introducido el cinismo en la sociedad y en la política. Han sido precisamente los valores de Mayo del 68 los que han promovido la deriva del capitalismo financiero, el culto del dinero-rey, del beneficio a corto plazo, de la especulación. El cuestionamiento de todas las referencias éticas y de todos los valores morales ha contribuido a debilitar la moral del capitalismo, ha preparado el terreno para el capitalismo sin escrúpulos y sin ética, para esas indemnizaciones millonarias de los grandes directivos, esos retiros blindados, esos abusos de ciertos empresarios, el triunfo del depredador sobre el emprendedor, del especulador sobre el trabajador. (...)
Los herederos de Mayo del 68 han degradado el nivel moral de la política. Todos esos políticos que reivindican la herencia de Mayo del 68, dan al prójimo lecciones que jamás se aplican a sí mismos, quieren imponer a los demás comportamientos, reglas, sacrificios que jamás se imponen a sí mismos. Proclaman: “Haced lo que yo digo, no hagáis lo que yo hago”. Ésa es la izquierda heredera de Mayo del 68, la que está en la política, en los medios de comunicación, en la administración, en la economía. La izquierda que le ha tomado gusto al poder, a los privilegios. La izquierda que no ama a la nación porque no quiere compartir nada. Que no ama a la República porque no ama la igualdad. Que pretende defender los servicios públicos, pero que jamás veréis en un transporte colectivo. Que ama tanto la escuela pública, que a sus hijos los lleva a colegios privados. Que dice adorar la periferia, pero que se cuida muy mucho de vivir en ella. Que siempre encuentra excusas para los violentos, a condición de que se queden en esos barrios a los que ella, la izquierda, no va jamás. Esa izquierda que hace grandes discursos sobre el interés general, pero que se encierra en el clientelismo y el corporativismo. Que firma peticiones y manifiestos cuando se expulsa a algún “okupa”, pero que no aceptaría que se instalaran en su casa. Que dedica su tiempo a hacer moral para los demás, sin ser capaz de aplicársela a sí misma. Esa izquierda, en fin, que entre Jules Ferry y Mayo del 68 ha elegido Mayo del 68, es la que condena a Francia a un inmovilismo cuyas principales víctimas serán los trabajadores, los más modestos, los más pobres.
Ésa es la izquierda que desde Mayo del 68 ha renunciado al mérito y al esfuerzo, que ha dejado de hablar a los trabajadores, de sentirse concernida por la suerte de los trabajadores, de amar a los trabajadores; porque el valor trabajo ya no forma parte de sus valores, porque su ideología ya no es la de Jaurès o la de Blum, que respetaban a los trabajadores, sino que ahora la ideología de la izquierda es la del reparto obligatorio del trabajo, la de las 35 horas, la del asistencialismo. La crisis del trabajo es ante todo una crisis moral, y en ella la herencia de Mayo del 68 tiene una enorme responsabilidad. Yo quiero rehabilitar el trabajo, quiero devolver al trabajador el primer lugar en la sociedad. (...)
La herencia de Mayo del 68 ha debilitado la autoridad del Estado. Esos herederos de los que en Mayo del 68 gritaban “CRS = SS”, toman sistemáticamente partido por los violentos, los alborotadores y los estafadores contra la policía. Lo hemos visto tras los incidentes de la Estación del Norte. En lugar de condenar a los violentos y de apoyar a las fuerzas del orden y su difícil trabajo, no se les ha ocurrido nada mejor que esta frase, que merecería ser inscrita en los anales de la República: “Es inquietante constatar que se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud”. Como si los vándalos de la Estación del Norte representaran a toda la juventud francesa. Como si fuera la policía la que estaba actuando mal, y no los violentos. Como si los violentos hubieran destrozado todo y saqueado los comercios para expresar una revuelta contra una injusticia. Como si el hecho de ser jóvenes lo excusara todo. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente siempre inocente. Ésos son los herederos de Mayo del 68, que denigran la identidad nacional, que atizan el odio a la familia, a la sociedad, al Estado, a la nación, a la República.
En estas elecciones se trata de saber si la herencia de Mayo del 68 debe ser perpetuada o si puede ser liquidada de una vez por todas. Yo quiero pasar la página de Mayo del 68. Pero tiene que ser más que un gesto. No hay que contentarse con poner banderas en los balcones el 14 de julio y cantar la Marsellesa en vez de la Internacional en los mítines del Partido Socialista. No se puede decir que se desea el orden y tomar sistemáticamente partido contra la policía. No es posible seguir denunciando la “provocación” y el “Estado policial” cada vez que la policía intenta hacer respetar la ley. No se puede decir que uno apuesta por el valor del trabajo y, al mismo tiempo, generalizar las 35 horas, seguir cargándolo con impuestos y estimular la mentalidad del asistido, del que cobra del Estado para no trabajar. No se puede decir que se desea obstaculizar las deslocalizaciones y al mismo tiempo rechazar cualquier experimentación del IVA social, que permite financiar la protección social con las importaciones. No es posible proclamar grandes principios y negarse a inscribirlos en la realidad. Yo propongo a los franceses romper realmente con el espíritu, con los comportamientos, con las ideas de Mayo del 68, con el cinismo de Mayo del 68. Propongo a los franceses devolver a la política la moral, la autoridad, el trabajo, la nación. Les propongo reconstruir un Estado que haga realmente su trabajo y que, en consecuencia, domine las feudalidades, los corporativismos y los intereses particulares. Les propongo rehacer una República una e indivisible contra todos los comunitarismos y todos los separatismos. Les propongo reedificar una nación que de nuevo esté orgullosa de sí misma. (...)
Al poner sistemáticamente los derechos por encima de los deberes, los herederos de Mayo del 68 han debilitado la idea de ciudadanía. Al denigrar la ley, el Estado y la nación, los herederos de Mayo del 68 han favorecido el crecimiento del individualismo. Han incitado a cada cual a no pensar más que en sí mismo y a no sentirse concernido por los problemas del prójimo. Yo creo en la libertad individual, pero quiero compensar el individualismo con el civismo, con una ciudadanía hecha de derechos pero también de deberes. Quiero derechos nuevos, derechos reales y no virtuales. Quiero un derecho real a un techo, al alojamiento. Un derecho real al cuidado de los hijos, a la escolarización de niños con minusvalías, a la dependencia para los mayores. Quiero el derecho a un contrato de formación para los jóvenes de más de 18 años, y a la formación a lo lago de toda la vida. Quiero el derecho a la caución pública para aquellos que no tienen padres, para los que no tienen relaciones, para los enfermos a los que no se les quiere prestar porque se considera que representan un riesgo demasiado elevado. Quiero el derecho a un contrato de transición profesional para los que están en paro.
Pero quiero que estos derechos estén equilibrados con los deberes. La ideología de Mayo del 68 habrá muerto cuando la sociedad se atreva a recordar a cada cual sus deberes, cuando en la política francesa se ose proclamar que, en la República, los deberes son la contrapartida de los derechos. Ese día al fin se habrá realizado la gran reforma moral e intelectual que Francia necesita una vez más. Entonces podremos reconstruir sobre cimientos renovados esa República fraternal que es el sueño siempre inacabado, nunca realizado de Francia desde el primer día en que tuvo conciencia de su existencia como nación. Porque Francia no es una raza, no es una etnia, ni sólo un territorio; Francia es un ideal incansablemente perseguido por un gran pueblo que, desde su primer día, cree en la fuerza de las ideas, en su capacidad para transformar el mundo y hacer la felicidad de la humanidad.
Quiero decírselo a los franceses: el pleno empleo, el crecimiento, el aumento del poder adquisitivo, la revalorización del trabajo, la moralización del capitalismo, todo eso es necesario y es posible. Pero eso no son más que medios que deben ser puestos al servicio de una cierta idea del hombre, de un ideal de sociedad donde cada cual pueda encontrar su lugar, donde la dignidad de todos y cada uno sea reconocida y respetada.»

Lamentablemente la estructura sociológico electoral española puede dificultar el tránsito hacia ese renacimiento de la mayoría natural ideológicamente liberal conservadora, pues el peso de los partidos nacionalistas en las elecciones generales dificultaría gravemente ese devenir.

Sin ir más lejos, hace algunos días el Sr. Imaz, Presidente del PNV ha manifestado que no le dolerían prendas en llegar a acuerdos de “gobernabilidad” con el PP si este ganase las elecciones generales, pero a renglón seguido ha manifestado su convencimiento de que esa “gobernabilidad” en España pasará necesariamente por acuerdos con el conglomerado de fuerzas nacionalistas que hoy se aglutinan en el llamado “Galeuscat”, (conglomerado de fuerzas nacionalistas vascas, catalanas y gallegas).

Es decir, que el futuro de la “gobernabilidad” de España quedará, según Imaz, sometido a la voluntad del apenas millón y medio de votos que se aglutinan ---en toda España--- en esa enteléquica pseudo-coalición, condicionando la formación de Gobierno por parte de fuerzas políticas que como el PSOE o el PP se sitúan, cada una de ellas, en cifras entre los 10 y los 12 millones de votos.

Si en Francia la renovación ético-moral de la sociedad exige la presencia de un Sarkozy, mucho me temo que en España vayamos a necesitar a tres o cuatro.

sábado, 28 de abril de 2007

MASONERIA


Tengo algunos amigos que siempre me han hablado favorablemente de la Masonería, comentándome que en nuestros días se trata de una asociación de índole más cultural y de búsqueda de las excelencias socio políticas de sus integrantes, que de arcanos secretismos.

Por otra parte, se ha venido hablando mucho, durante esta última temporada y a raíz del libro “La Gran Revancha” publicado por los periodistas Isabel Durán y Carlos Dávila, de la hipotética obediencia masónica de nuestro Presidente de Gobierno, el Sr. Rodríguez.

Esta cuestión me lleva a estudiar el fenómeno de la Masonería, con el objetivo de tratar de saber que es realmente la masonería y así contestar a una pregunta esencial.

¿Qué supondría la pertenencia de Rodríguez a la Masonería?

En primer lugar debemos decir que al hablar de la masonería no podemos hablar en un sentido unívoco y global, ya que no existe una única masonería sino que existen muchas masonerías independientes unas de otras ---como la inglesa, la norteamericana, el Gran Oriente de Francia, etc… --- y dentro de estas mismas se da una variedad extraordinariamente de ritos ---Rito escocés antiguo y aceptado, Rito de York, Rito escocés rectificado, Rito mixto universal, etc…--- que no solo afectan a los aspectos puramente formales, sino también al fondo de sus convicciones ideológicas.

En cualquier caso, con carácter general, y al objeto de simplificar nuestro análisis, podemos diferenciar una masonería regular u ortodoxa, frente a una masonería irregular y heterodoxa.

La primera, esencialmente la inglesa, sigue más fiel a los principios sobre los que fue fundada: creencia en un Ser Supremo, respeto de la Biblia y no injerencia en cuestiones políticas y confesionales, y ha preferido dedicar su actividad al campo humanitario.

La segunda, que es la propugnada por el Gran Oriente francés, es anticlerical, laicista, racionalista y no pocas veces declaradamente atea, sectaria y expresamente anticatólica, con mayor compromiso e implicación política.

Y es a esta segunda es a la que voy a referirme a partir de aquí, ya que la masonería española ha pertenecido tradicionalmente a este grupo, autocalificada de laicista y progresista, y respetuosa con el Gran Oriente de Francia.

Es difícil realizar una aproximación puramente objetiva, fría y aséptica a la francmasonería en nuestro país, si nos atenemos a sus antecedentes históricos, pues desde principios del s XIX, y por su vinculación a los movimientos liberales y revolucionarios ilustrados, la masonería española adquirió unas características peculiares: su carácter conspirador y reducto del militarismo romántico liberal, pues a ella pertenecieron todos aquellos (Lacy, Riego, Torrijos, etc.) que protagonizaron en España, de manera sistemática y continuada, el sinfín de pronunciamientos propios del siglo XIX hispánico.

En una página web he encontrado esta definición de la masonería:

"La francmasonería es una asociación universal, filantrópica, filosófica y progresista, que procura inculcar en sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes, los sentimientos de abnegación y filantropía y la tolerancia religiosa: que tiende a extinguir los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias y de intereses, uniendo a todos los hombres por los lazos de la solidaridad y confundiéndolos en mutuo afecto de tierna correspondencia".

Sin embargo, y pese a su protesta de “tolerancia religiosa” la francmasonería mantiene principios filosóficos que le hacen ser absolutamente incompatible con la religión, con cualquier religión, aunque quien más expresamente ha denunciado esa incompatibilidad sea la Iglesia Católica.

Efectivamente, desde un punto de vista religioso, la masonería defiende el racionalismo, el naturalismo y el laicismo, por lo que el pretendido respeto a la religión es más formal que de fondo.

En tal sentido es significativo que, en 1877, el gran Oriente de Francia eliminase de sus estatutos la obligación, hasta entonces exigida, de la creencia en el Ser Supremo, al que se da el nombre de Gran Arquitecto del Universo, supresión consecuente con la actitud anticlerical, laicista y racionalista que sus miembros propugnaban, que les lleva a abandonar su tradicional deísmo[1].

Por otra parte la masonería difunde la creencia en una moral universal, base de todas las religiones y que sería, por ello, superior a éstas. La inconcreción consecuente de toda norma moral objetiva, implicaría un relativismo moral difícilmente conciliable con ningún credo religioso.

Finalmente, y desde una perspectiva filosófica, la masonería defiende la teoría de que nadie puede poseer la verdad en exclusiva, defendiendo una visión cosmológica ecléctica en la que sería admisible incluso el ateísmo.

Pero con ser importante la incompatibilidad del “credo” masónico con la religión, son otros los elementos que hacen que la Masonería haya sido considerada tradicionalmente como una secta odiosa.

Así, el hecho de la defensa del principio de “moral universal” hace que la masonería, en la práctica, asuma un concepto de moral que le hace caer en el subjetivismo y el relativismo más absoluto, hasta el punto de que el fin justifique los medios.

Por otra parte es temible el carácter de “secta de iniciados” de la Masonería, que impone a sus miembros compromisos de asistencia entre “hermanos” que da lugar a prácticas discriminatorias e injustas para los no masones difícilmente admisibles en países desarrollados en los que se mantiene la pretensión de legalidad de los actos e igualdad de derechos entre los ciudadanos.

Esta aseveración no es una mera opinión, sino que viene fundamentada por documentos propios de la masonería como, por ejemplo, las normas del “Rito Americano” recopiladas por M.C.Duncan[2] que exigen, en el juramento de un nuevo masón, que formule el siguiente compromiso:

“Ayudaré a un compañero Masón cuando lo vea en cualquier dificultad y tomaré partido por su causa para liberarlo del problema tenga o no razón.”

Otro apunte preocupante: el carácter de secta de la masonería se manifiesta también en el deber de obediencia absoluta del masón a la Orden, así según relata Alberto Pike[3], en el juramento de los Caballeros Kadosh se dice:

“Me comprometo a defender el derecho y la verdad aun por la fuerza y la violencia, si fuese necesario y hubiese sido debidamente ordenado por mis superiores regulares. Así mismo me comprometo a obedecer sin titubeo cualquier orden que sea de mis Superiores regulares en la Orden"

Lo que en definitiva privaría al masón de su autentica libertad y conformaría una entidad que vincula a sus miembros a la obediencia ciega debida en relación con sus fines.

Finalmente la francmasonería de obediencia francesa se caracteriza por su implicación política radical; así, en el Congreso Masónico internacional, reunido en París en 1889, el Gran Oriente de Francia, manifestó que:

"La Masonería, que preparó la Revolución de 1789, tiene el deber de continuar su trabajo, tendente a la implantación de La república social universal, en la que, después del derrocamiento de toda clase de tiranía espiritual y política, de los poderes dinásticos y "teocráticos" y de los privilegios de clase, reinará la más grande libertad individual posible y una igualdad social y económica en conformidad con los ideales Masónicos, verdaderos objetivos finales de esta labor social.”[4]

Se nos dice, no obstante, que la Masonería contemporánea ha “dulcificado” sus objetivos y sus procedimientos, abandonando su radicalización laicista, así como su carácter revolucionario liberal-ilustrado.

Sin embargo, el secretismo propio de las actividades de las organizaciones masónicas no nos permite comprobar la realidad de tales asertos, ni la evolución real de los objetivos políticos y sociales de los masones.

Lo cierto es que no sé si una transformación tan profunda en la esencia de la masonería, como la que se nos comenta, pueda haberse completado a lo largo de un siglo tan convulso como el s.XX, y en cualquier caso insisto en lo comentado al principio: La multiplicidad de asociaciones masonas ---pues basta visitar Internet para comprobar la enorme proliferación de asociaciones, círculos, o centros que se auto definen como masones--- tampoco contribuye a una definición clara de “Masonería” y permite la coexistencia de movimientos de todo tipo, inclinación, ánimo y tendencia bajo epígrafe tan transitado.

Por último quiero volver a hacer mención al libro “La gran revancha” de los periodistas Isabel Duran y Carlos Dávila, en el que se reproducen documentos que demuestran, según sus autores, que el abuelo del Presidente, el famoso “Capitán Lozano” fundó y fue miembro activo de la logia masónica Emilio Menéndez Pallarés n.º15, de León. Cuestión ésta que no tendría mayor trascendencia de no ser porque al lugar donde el capitán Lozano celebraba las tenidas masónicas semanales de su logia acudió en julio de 2006 Rodríguez, en su calidad de Presidente del Gobierno, para inaugurar la casa museo propiedad de la Fundación Sierra-Pambley, tres días antes de que el Consejo de Ministros aprobara el polémico proyecto de ley de Memoria Histórica.

Estos autores apuntan así a la adscripción masónica de Rodríguez, que no solo se comenta en el libro citado, sino que se afirma por algún otro investigador como Ricardo de la Cierva, lo que explicaría su ímpetu laicista, su carácter jacobino y su “progresismo dogmático intolerante” en feliz expresión de mi buen amigo José María de Retana que he hecho ya propia.

No sé si con los apuntes recopilados habré sido capaz de explicar lo que la Masonería significa en nuestros días, tarea nada fácil ante el propio secretismo del mundo masónico, esoterismo que hace de las sectas masónicas un mundo arcano e impenetrable.

En cualquier caso si pensáis que no he logrado mi objetivo de realizar un esclarecedor análisis de la Masonería, reclamo para mi un reconocimiento tal como el que mereciera “Faetón” ---el hijo de Helios, muerto por un rayo de Zeus tras los desastres por él ocasionados en su fallido intento de guiar correctamente el carro solar de su padre--- concretado en el epitafio marcado en una roca por las Náyades, que Ovidio describiera en su “Metamorfosis”:

“Hic situs Phaethón currus auriga paterni, quem si non tenuit, magnis tamen excidit ausis”

es decir:

“Aquí yace Faetón, auriga del carro de su padre; si no fue capaz de gobernarlo, al menos cayó víctima de grandiosa audacia”


La caída de Faetón, por Rubens

Pues habréis de reconocer como audaz, cuando menos, mi intento de conocer algo que, por esencia, desea permanecer desconocido.


[1] DRAE: Deísmo: Doctrina filosófica que admite la existencia de un Dios creador, pero niega la revelación y la providencia
[2] DUNCAN, M. C. Duncan's Masonic Ritual and Monitor or Guide to the three symbolic degrees of the ancient York rite. 3º edition with additions and corrections
Philadelphia, Editions by the Washington Publishing Company, s/d. Cloth binding
[3] ALBERTO PIKE, Gran Comendador del Supremo Consejo (Charleston, Carolina del Sur-Washington), generalmente reconocido como la mejor autoridad en jurisprudencia Masónica en América. Su gran obra fue “Los Rituales del Rito Escocés”
[4] Circular del Gran Oriente de Francia, 2 Abril, 1889.

jueves, 19 de abril de 2007

VEGA SICILIA


Ahora van y nos tocan el Vega Sicilia.

Según informa la prensa la nueva autovía A-11, autovía Barcelona - Oporto en su tramo Aranda de Duero - Tudela de Duero, se hará expropiando, entre otras, 14 hectáreas del famoso viñedo vallisoletano de Vega Sicilia.

Al parecer todas las alternativas son malas, en una zona donde los viñedos de calidad se encuentran, desgraciadamente, en el corredor paralelo a la antigua carretera N-112, cuyo desdoblamiento es el sistema elegido para la construcción de la autovía.

¿Creen ustedes que esto ocurriría en Francia con sus emblemáticos viñedos de Romané Conty en Borgoña o de Chateau Lafitte en Burdeos?

¡¡¡Desde luego que no!!!

Pero como aquí somos más papistas que el papa y la Constitución establece la “función social” de la propiedad, pues que se fastidien los ricos, tanto los que producen aquel maravilloso vino como los que tienen dinero para comprárselo y beberlo, que el pueblo llano no va a sentirlo, ya que sus posibles le hacen imposible degustarlo y si que van a transitar por la nueva autovía.

El problema del vino en España, de indudable calidad, incluso muy superior a la de los afamados caldos franceses o italianos, es un problema de cultura; aun diría yo más: de educación.

Ya lo han visto ustedes con la famosa Ley de Bebidas alcohólicas promovida por nuestra incasablemente prohibicionista Ministra Salgado, que niega el carácter de alimento al vino y lo penaliza igual que a las bebidas destiladas, y que se ha retirado no porque Rodríguez tenga otra visión más culta del producto, sino porque los ministros Caldera (Trabajo) y Espinosa (Agricultura) previnieron al Presidente de los peligros de la protesta del campo, tractoradas incluidas en las carreteras, en pleno período preelectoral.

Veremos lo que pasa una vez que se hayan celebrado esas elecciones.

Por desgracia en España, esencialmente desde la perspectiva utópica del progresismo dogmático intolerante de la izquierda radical apoltronada en el PSOE, el vino es equiparado al “morapio” de consumo inmoderado, elaborado en pitarras y bebido por las familias enteras con desconocimiento de su intrínseca maldad para los niños.

Y ya saben ustedes que al pueblo soberano, pero súbdito, la izquierda quiere imponerle “su” concepto del bien a base de prohibiciones legales educativas, pues en caso contrario, si se le dejase a su aire, seguiría siendo una masa inculta y oprimida por los poderosos.

No se por qué la idea me recuerda al despotismo ilustrado jacobino del peor estilo.

La falta de respeto de nuestros gobernantes del PSOE y sus socios parlamentarios, ante las realidades históricas, sociológicas o culturales españolas es para nota.

Y lo que es más grave, su visión miope de las realidades les hace cometer inmensos errores.

¿Acaso no merecerían los viñedos de la Ribera del Duero, todos y cada uno de ellos, ser preservados de la nueva autovía por muchos rodeos que esta tuviera que dar?

¿O se limita todo a un problema de mal entendido desarrollo económico?

Existe, por lo visto alguna alternativa que dejaría incólume los viñedos todos de la Denominación de Origen Rivera de Duero, pero según los políticos y dado los rodeos que tendría que dar y su alejamiento del eje del Duero, y de los núcleos de población de la comarca, carecería de los efectos integradores del territorio que, entre otras cosas, se busca con la autovía.

¡¡¡Pamplinas!!!

¿Qué hay más integrador para un territorio que respetar su riqueza natural?

Cada vidueño se caracteriza por presentar una combinación única de composición del terreno, variedades vitícolas, microclima, insolación, edad de los pies de viña, técnica y tradición, que por irrepetible le hace excepcional.

Y eso es precisamente lo que ocurre con todos y cada uno de los viñedos de La Ribera del Duero, de tal forma que los que se pierdan por consecuencia de la construcción de la autovía serán irrepetibles e irrecuperables.

Pero esto a nuestros políticos les trae al pairo, pues una autovía alejada mínimamente de los núcleos de población o que no tenga en su ejecución el efecto ejemplificador de machacar alguna Bodega o algún vidueño no sería políticamente correcta.

No sabemos cual será el vino preferido del Presidente Rodríguez, pero tal vez el hecho de que nuestros políticos gobernantes quieran tocarle los “fundamentos” a la Rivera del Duero, tenga algo que ver con su obsesión casi enfermiza con el ex presidente Aznar, que en su etapa de Gobierno no tenía empacho en proclamar su amor por los vinos de esta Denominación de Origen.

Ya saben ustedes que en las mentes preclaras de Ferraz todo lo que recuerde al Sr. Aznar es sinónimo de guerra, mentira, extremismo, falta de talante y por lo que se ve, ahora, también falta de gusto vitivinícola.

Así que ya lo saben ustedes: Ganaremos en “talante democrático” gracias a la acción de nuestros políticos, aunque ello implique perder en calidad vitivinícola.

miércoles, 11 de abril de 2007

¡¡¡URGENCIAS HOSPITALARIAS!!!

    


    El domingo pasado, y como consecuencia de un accidente deportivo me acerqué a los servicios de urgencias traumatológicas de una clínica privada madrileña.

    La verdad es que las personas que se acercaron hasta esas urgencias fueron 一salvo un par de excepciones que parecían justificadas一 muestra de la Sociedad hipocondríaca, blanda y poco sufrida que hemos creado, en donde cada ciudadano se considera con derecho a exigir la inmediata respuesta del sistema sanitario ante la más mínima dolencia o molestia física, llegándose al punto de exigirse el “derecho a la salud”, que solo concede la providencia divina,  más allá del derecho a la asistencia sanitaria.

    Las personas que acudieron a aquel servicio de urgencia fueron desde unos padres muy angustiados porque la pequeña se había caído y golpeado su barbilla con una silla, sin que se hubiera hecho más que un pequeño rasguño que deseaban que le curasen, hasta un fornido hombretón al que le dolía el dedo gordo de su pie derecho desde por la mañana sin motivo aparente, pero que reclamaba la atención de algún medico que le dijera que le pasaba, pasando por distintos chichones, torceduras de tobillo o simples moratones en rodillas o frentes de niños más aturdidos por la preocupación de sus padres que por sus propios males.

    El problema de la saturación de las urgencias hospitalarias en España es tal, que la Comunidad de Madrid ha comenzado una campaña publicitaria tendente a concienciar a la gente contra el vicio de acudir a urgencias al más mínimo catarro o por el mínimo percance.
  

martes, 10 de abril de 2007

IGLESIA DE SAN CARLOS BORROMEO

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Pepe Diaz, Enrique de Castro y Javier Baeza; Los "curas rojos" como al parecer gustan de ser llamados.


Ha sido un permanente bombardeo desde TVE y desde los medios de comunicación del entorno del progresismo dogmático intolerante de la izquierda radical acomodado en el PSOE, es decir “El País” y demás medios polanquistas, a cerca del “affaire” de la parroquia de San Carlos Borromeo de Madrid.

Desde hace mas de 25 años la parroquia de San Carlos Borromeo de Madrid ha impulsado una actividad pastoral imbuida de la doctrina de la teología de la liberación, de raíz marxista, rechazada por la Iglesia católica tan recientemente como en la comunicación de la Congregación para la Doctrina de la Fe en la que se afirma que la obra del jesuita de origen vasco Jon Sobrino, destacado impulsor de la teología de la liberación, contiene ideas que no se ajustan a las creencias católicas.

El cura Enrique de Castro, el “cura rojo”, líder del grupo de curas que se opone a la decisión de cierre de la parroquia por orden del arzobispado de Madrid reconoce que:

Según el obispado la parroquia se sale de los cánones de la Iglesia porque la catequesis que damos no está homologada y la liturgia es un desastre

Baste como ejemplo de las razones que han llevado al arzobispado a decidir el cierre al culto de la referida Iglesia hechos como que en la parroquia se hayan cambiado las hostias por rosquillas “porque los niños no entendían que son las hostias normales”, o que se sustituya la confesión por una “absolución colectiva asamblearia” lo que implica, en definitiva que en la referida parroquia se predique un Catecismo y se practique un culto no reconocidos por la Iglesia Católica.

La progresía patria ha echado las campanas al vuelo y los “curas de entrevías” ya han anunciado que van a constituirse en una "asamblea parroquial permanente” dispuesta a seguir con sus actividades.

No quiero poner en duda que estos “curas de entrevías” tengan mucho mérito en su acción social a favor de los marginados, pero la realidad es que esa acción se plantea desde postulados ideológicos incompatibles con el Cristianismo Católico.

Efectivamente, la Teología de la Liberación, de la que los curas en cuestión se manifiestan claros partidarios, parte de errores de concepto inasumibles por la Iglesia Católica.

Siguiendo las manifestaciones de Samuel Gregg podemos afirmar que las contradicciones de la “Teología de la Liberación” y la doctrina ortodoxa del catolicismo serían:

A - La escasa importancia que se da a la naturaleza Divina de Cristo, a quien la teología de la liberación caracteriza como un “valiente” más, empeñado en la “liberación de los oprimidos” o la “transformación de las conciencias” de un modo muy similar al de otros profetas como Mahoma o Buda.

B - La formulación de una teología de clase, ---pues aplican al catolicismo el tipo de análisis que lo reduce todo a la clase, conforme a los esquemas metodológicos del marxismo--- que cree que la teología sólo puede hacerse desde el punto de vista de la "Iglesia de los pobres", entendiendo por "pobres" no a los "pobres de espíritu" del Evangelio ---esto es, cualquiera, ya sea materialmente rico o pobre, que necesite encontrar a Jesucristo--- sino aquellos que sufren privaciones materiales, de tal modo que para los “liberacionistas” con el Padre Sobrino a su cabeza, la "verdadera" iglesia ha de encontrarse en los que son materialmente pobres, en lugar de en aquellos que se adhieren a la fe católica y apostólica transmitida de generación en generación.

C – El relativismo religioso ---la idea de que una religión es tan buena como cualquier otra--- ante cuyo auge la Iglesia Católica se ha mostrado preocupada durante los últimos años y frente al cual siempre ha enseñado que, a pesar de que respeta las otras religiones, la religión tiene que ver directamente con la verdad y que la plenitud de la verdad sobre Dios y el hombre sólo se encuentra en el Cristianismo Católico. Frente a esta posición, muchos teólogos de la liberación no lo creen y consideran que su misión es la "liberación" de los cristianos de algunas de las creencias más básicas de la Iglesia, especialmente en lo que concierne a las enseñanzas morales del catolicismo, lo que choca frontalmente con la doctrina de Roma.

Y esta permanente desviación de la Teología de la Liberación, movimiento al que declaran pertenecer los “curas de entrevías”, respecto de la doctrina, la liturgia y la catequesis ajustada a los modelos de la Iglesia Católica, es lo que ha llevado al arzobispado, como decisión unánime del Consejo Presbiteral y no como decisión personal del arzobispo Rouco, a decidir el cierre al culto de la referida parroquia, pues se considera que la actividad desarrollada en ella es todo menos Católica; Cierre que además en nada afectaría a su trabajo con los marginados sociales, pues se les ha solicitado que continúen en su labor a través del centro de Cáritas en que las instalaciones de la parroquia van a convertirse.

Sin embargo Enrique de Castro y sus “camaradas” Pepe Díaz y Javier Baeza, no solo no han aceptado disciplinadamente la decisión de sus superiores, sino que en una actitud claramente desafiante frente a la jerarquía, han continuado con sus liturgias de sainete, concretamente en la festividad del Domingo de Resurrección, eso si, arropados por algún que otro farandulero como ese que se hace llamar el Gran Wayoming o el actor segundón Willi Toledo, que seguro que habrán disfrutado con los mendrugos de pan y las copas de vino repartidos por el trío de curas disidentes a modo de eucaristía entre los asistentes, que más parecían participar en un aperitivo que en la eucaristía como puede verse en el video que adjunto.

Tras su triste espectáculo mediatico-propagandista, Enrique de Castro se ha despachado contra el arzobispado afirmando que la jerarquía está contra ellos porque:

Jesús está contra el poder y ellos lo tienen

mientras que su “colega” Javier Baeza afirmaba en el sermón que:

"Damos la bienvenida a los que comparten [...] no la fe en Jesús, sino la fe en la gente al estilo de Jesús"

vamos… al más puro estilo liberacionista que la Iglesia Católica ha condenado.

Todo esto me lleva a realizar esta mi reflexión heteróclita de hoy:

Si los curas rojos de entrevías quieren hacer su propia Iglesia, con su liturgia particular y su personalísima catequesis y credo, diferentes de los Católicos, pues me parece muy bien, pero que lo hagan con sus propios recursos, y que no pretendan hacerlo con los de los católicos y encima protestar porque estos no les dejan.

Pero la guinda la ha puesto, como no, el impresentable Zerolo quien ha manifestado que:

Yo no soy creyente, pero mi cura es Enrique de Castro

Pero si no eres creyente Zerolo ¿Cura de qué? Tan solo te recuerdo que según el diccionario de la RAE, un cura no es sino, en la Iglesia católica, el sacerdote encargado, en virtud del oficio que tiene, del cuidado, instrucción y doctrina espiritual de una feligresía, es decir, del conjunto de fieles adscritos territorialmente a su parroquia, así que si no eres fiel, ni cura ni ná.

¡¡¡Déjate de frases propagandistas vacuas y oportunistas!!!

No sé si es aún más peregrina tu afirmación según la cual:

San Carlos Borromeo demuestra que es posible otra Iglesia que sea un lugar de encuentro ecuménico, donde nadie es excluido y se practica el discurso transformador de Jesús

¡¡¡Manda huevos!!!, que diría Trillo.

Esa Iglesia que pretendes, Zerolo, y que al parecer es la que pretende “tu cura”, no es la mía ni creo que la de ningún católico que se considere apostólico y romano y no “disidente”.

Para los católicos la Iglesia no es un “lugar de encuentro ecuménico” sino un lugar de culto en donde manifestamos nuestra fe y practicamos nuestros sacramentos, y en ella no buscamos escuchar un “discurso (socialmente) transformador” de un revolucionario o rebelde Jesús, sino el mensaje trascendente y salvífico de Jesucristo Resucitado, el hijo de Dios hecho carne y sacrificado para la redención de nuestros pecados.

A ver si lo tenemos claro. La Iglesia Católica Apostólica y Romana es como el Barça “más que un club”, pero funciona como todos los clubes: tiene unos estatutos ---la doctrina de la fe oficialmente reconocida--- y un reglamento de régimen interno, que hay que respetar.

Si cualquiera quiere entrar en el club tiene que aceptarlos, pero si no quiere verse sujeto por tales normas ---o principios--- no hay problema, nadie le obliga a seguir en el equipo, que funde su propio club, pero lo que no parece de recibo es que quiera seguir formando parte del equipo y chutar contra la propia portería.

Claro que Zerolo y “sus curas” desde sus posiciones ideológicas y su modelo de vida no pueden entender nada de esto.

Que le vamos a hacer…

miércoles, 4 de abril de 2007

EL LIMBO, EL PURGATORIO Y EL INFIERNO




La Semana Santa, o Semana de Pasión es, para los cristianos, una época de recogimiento y reflexión, aunque en nuestra sociedad hedonista y materialista sea, más que nada, una semana de vacaciones.

Y aunque yo esté, formalmente, de vacaciones, no me sustraigo a la tentación intelectual de reflexionar a cerca de aquellas realidades que existencialmente nos afectan y una de ellas ---que reconozco incluso recurrente en mi discurso intelectual--- es la de la muerte y sus consecuencias.

La muerte es una realidad permanentemente presente en nuestra sociedad, aunque tratemos de ocultar su rostro y su realidad en nuestra vida cotidiana como quien trata de no pensar en los kilos de más o en ese cigarrillo que apagamos en el cenicero y que no deberíamos de haber fumado.

En el Arco central del Pórtico de la fachada occidental de la Catedral gótica de Notre Dame de París se representa el momento del Juicio Final, Presidido por Jesucristo, y en el que vemos la salida de los difuntos de sus tumbas a la señal de las trompetas tocadas por los ángeles, y su reparto entre los ángeles, que dirigen a los salvados al Cielo, y los demonios, que encadenan a los condenados para llevarlos a los Infiernos.

En esa representación medieval solo se contemplan las realidades del Cielo y del Infierno, pero no las del Purgatorio y el Limbo.

Una comisión de expertos del Vaticano está discutiendo a cerca de la existencia de “El Limbo” y sus conclusiones definitivas se publicarán en 2007.

Benedicto XVI ya había dicho en 1984, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que el limbo era solamente "una hipótesis teológica" utilizada por la doctrina escatológica para resolver un dilema que siempre había inquietado a la Iglesia: ¿qué pasaba con los niños sin bautizar y con los millones de personas que, nacidas antes de Jesús, habían muerto cuando aún no había sido instituido el bautismo?

Teóricamente todas estas personas habrían fallecido sin expiar el “Pecado Original” por virtud del bautismo instituido por Cristo y por tanto no podrían alcanzar la Gracia del “Paraíso”, la “Presencia de Dios”, de tal modo que, sin alcanzar la categoría de “dogma de fe”, la existencia de “El Limbo” había sido aceptada por la Iglesia como “Recurso Teológico” para dar una explicación plausible a aquella realidad, de tal forma que aquellos seres humanos, impuros por no haberse librado del pecado original por vía del bautismo, aunque fuesen justos y bondadosos, no podrían alcanzar el cielo, pero tampoco ser objeto de condenación, por lo que “El Limbo”, considerado como un lugar donde aquellos no gozarían de la presencia de Dios pero tampoco sufrirían, venía a ser la opción mejor considerable.

La figura de “El Limbo” era así contemplada por el Catecismo de Pío X, pero ya a partir del Concilio Vaticano II la cuestión de “El Limbo” fue resuelta, en relación con los niños fallecidos sin bautizar, tal y como se establece el vigente Catecismo de la Iglesia Católica, en su norma 1261:

“En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis" (Mc 10, 14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo.”

La cuestión, pues quedaría tan solo abierta en relación con los adultos justos y bondadosos fallecidos con anterioridad a la resurrección de Jesucristo, pero incluso en relación con tales supuestos parece que la posición teológica es partidaria de la idea de la inexistencia de “El Limbo”, pues el efecto salvífico del Sacrificio de Jesús operaría en beneficio de todos ellos. Es más, la doctrina teológica católica opina que Jesús durante los tres días anteriores a su resurrección “Bajó a los Infiernos” para salvar a estos seres humanos justos y bondadosos que, sin embargo, no gozaban de la “Presencia de Dios”, y dado que el concepto del más allá es intemporal podríamos interpretar que su salvación se operó desde el momento exacto de su muerte, sin haber pues permanecido en “El Limbo” cuya existencia, así, sería innecesaria.

En cualquier caso siempre he entendido que discutir a cerca de la figura de “El Limbo” es una pérdida de tiempo intelectual, que demuestra que quienes se encontraban en él no eran sino quienes defendían su existencia.

Efectivamente, dicho en román paladino, la idea de “El Limbo” no sería sino un recurso facilón de los teólogos para resolver una cuestión que se les escapaba doctrinalmente, en épocas en que la dinámica premio-castigo, como elemento retributivo del comportamiento humano, era una constante sociológica sobre cuya base debían resolverse todas las dudas referentes al destino trascendental del hombre y el más allá.

Cuestiones distintas, que suscitan un permanente interés en los teólogos especialistas en escatología, son las referentes a la existencia del Purgatorio y del Infierno.

Es curioso que en nuestro idioma el térmico escatológico tenga dos acepciones perfectamente diferenciadas, la una referente a la filosofía y que no es sino el estudio del fin del mundo, del fin de la vida individual y del más allá, concepto que procede del termino griego “éskathos” o final; la otra es la rama de la fisiología que estudia la defecación y los excrementos y procede de un término también heleno “skatós” o hez.

Y nos encontramos así, por casualidad, con una nueva pareja de “falsos amigos parónimos”, a los que me refería tiempo atrás en uno de mis escritos enviados.

La casualidad nos permite hacer un chiste fácil:

“La vida, mientras se vive, es una realidad escatológica, que cuando termina es escatológicamente analizada.”

Ya he comentado, en otro escrito de mi colección, mis reflexiones referentes al infierno, su existencia y su vigencia como concepto teológico.

Hace algunos días leía algunas reflexiones de teólogos, ortodoxos con las doctrinas de la Iglesia Católica, que contradecían mis teorías a cerca de la no existencia del infierno como “lugar de sufrimiento”, sin embargo en Papa Juan Pablo II manifestó el 28 de julio de 1999 en la catequesis que impartió ante 8.000 fieles en el Vaticano, que:

«Las imágenes con las que la Sagrada Escritura nos presenta el infierno deben ser rectamente interpretadas. Ellas indican la completa frustración y vacuidad de una vida sin Dios. El infierno indica más que un lugar, la situación en la que llega a encontrarse quien libremente y definitivamente se aleja de Dios, fuente de vida y de alegría»

Y según defendía en mi escrito “El Infierno”, entiendo que esa “situación” sería la de la “NO RESURECCIÓN”, es decir, quedarse sin el premio de la “Vida Eterna en Presencia de Dios” que corresponderá a quienes lo hayan merecido.

Y ¿Qué ocurre con el Purgatorio?

Según la doctrina tradicional de la Iglesia Católica “El Purgatorio” es el lugar donde los pecadores que no hayan cometido pecados mortales o no los hayan purificado totalmente, expiarán, temporalmente, sus faltas hasta acceder al Cielo.

Según esta doctrina tradicional el purgatorio implicaría una “Pena de Daño” consistente en la “Dilación de la Gloria”, es decir dilación o aplazamiento en el momento de acceder al Cielo, a la “Presencia de Dios”, unida a la “Pena de Sentido”, cualitativamente distinta de la que se daría en el infierno, pero consistente en “tormento físico”.

En conclusión en el “Purgatorio” el alma quedaría privada de la visión de Dios mientras purga sus pecados atormentadamente.
Finalmente es esencial a la idea de Purgatorio su carácter temporal, ya que no puede prolongarse en el tiempo hasta más allá del Juicio Final, “momento” en el que se decidirá la suerte de cada alma humana en la disyuntiva Cielo-Infierno.

Un último apunte interesante en relación con la visión del Purgatorio de la Iglesia Católica es que según Santo Tomás (De purgatorio) Dios NO se vale de los demonios para la administración de las penas del purgatorio.

Vamos… que los demonios están relegados al infierno. ¡¡¡Menos mal!!!, porque si el Purgatorio existiese pocos íbamos a librarnos de él…

En esta materia me declaro “Protestante”, pues al igual que las Iglesias encuadradas bajo este epígrafe, tampoco puedo aceptar las teorías tradicionales de los teólogos católicos que defienden la existencia de “El Purgatorio” como lugar de tormento y expiación, aunque parece ser que la comisión que analiza “El Limbo” pudiera estar también discutiendo la posición oficial Católica referente a “El Purgatorio”, lo que me llevaría nuevamente al “redil”.

Por otra parte la idea de “El Purgatorio”, de un castigo temporal a los pecadores, no parece compadecerse con la de un Dios Justo y Misericordioso, que conforme a los evangelios

“No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores” (Lucas, 5-32)

Si partimos de la base de considerar, conforme a las enseñanzas del Papa Woytila, de que “El Infierno no existe como lugar, sino como situación en que se encuentra quien libre y definitivamente se aleja de Dios”, no podemos por menos que negar la existencia de ese “Lugar de Expiación Temporal” que representaría “El Purgatorio”.

Por cierto, el mismo Papa y en idéntica intervención ya manifestó que:

“Para aquellos que, en el momento de su muerte, se encuentren en condición de apertura a Dios, pero de manera imperfecta, el camino hacia la plena bienaventuranza exige una purificación que la fe de la Iglesia ilustra a través de la doctrina del purgatorio, término que no indica un lugar, sino una condición de vida. Quienes después de la muerte viven en un estado de purificación ya están en el amor de Cristo, que los libera de los residuos de la imperfección”.

De esta forma “El purgatorio” no sería un lugar, si no un proceso de “purificación”, que se produce durante la vida de cada ser humano y que se prolongará después de la muerte.

Si a las enseñanzas comentadas introducimos el concepto de atemporalidad del más allá, llegaremos a la conclusión de que la purificación que implica la situación de Purgatorio después de la muerte, no tiene una duración concreta ---lo que no sería posible en aquella situación de atemporalidad--- por lo que el sufrimiento purificador, pues no otra cosa sería “el fuego del purgatorio”, vendría determinado por la propia conciencia de necesidad de purificación, y no por su duración, lo que hace inadmisible el concepto de “temporalidad” del purgatorio formulada por la doctrina teológica tradicional Católica.

Por otra parte, sí conforme a la doctrina del Papa Woytila

“Quienes después de la muerte viven en un estado de purificación ya están en el amor de Cristo, que los libera de los residuos de la imperfección”

ello implicaría la simultaneidad e inmediatez del proceso de “purificación” y de la incorporación a la “Comunión De Todos Los Santos” la “Gloria” o “El Cielo”

Así pues, en resumidas cuentas, podemos concluir afirmando que, gracias a Dios, ---y nunca mejor dicho--- solo “El Cielo” existirá como “Lugar” de Eterna Felicidad, mientras que ni el Infierno ni el Purgatorio pueden ya ser considerados lugares de tormento.

En cualquier caso, la conclusión de que “El Infierno” no exista como lugar de condenación al tormento eterno, pues tan solo sería la situación de no resurrección de los condenados, y por lo tanto su dilución en “La Nada”; o de que “El Purgatorio” sea un inmenso dolor atemporal derivado de la propia conciencia de la necesidad de purificación para acceder al Cielo, no deben confundirnos a cerca del inmenso sufrimiento que conllevan aquellas situaciones de Purgatorio-Purificación y de Infierno-Condenación.

Es evidente que la teología escatológica contemporánea rechaza una concepción de un Dios que se complazca en torturar a sus hijos descarriados con el tormento físico.

Podemos interpretar el hecho de la “Condenación” como la plena conciencia, que será nítida en el más allá, de “la situación en la que se encontrará quien libre y definitivamente se haya alejado de Dios” ---en palabras de Juan Pablo II--- situación que pienso que no será otra que la comprensión de lo que implica para el condenado que le sea negada la posibilidad de la resurrección y de la vida eterna.

Opinar que con ello se atenúa la severidad de la condenación, sólo puede hacerlo quien subvalore todo sufrimiento que no sea físico.

Precisamente por ello sería un error interpretar las palabras del Papa Woytila como un deseo de atenuación del dolor inmenso de la condenación, pues simplemente se limitó a poner de manifiesto que determinadas expresiones de la Biblia en relación con el Infierno tienen carácter eminentemente metafórico, como ya hiciera en 1979 la Congregación para la Doctrina de la Fe en su carta Recentiores Episcoporum Synodi, en la que explicaba que el concepto de “fuego del infierno” debe interpretarse como el dolor insufrible que la privación de la visión de Dios provoca sobre todo el ser del condenado.

Finalmente y en cuanto al pretendido “infierno vacío” ---la idea de que el Infierno existe, pero que la Misericordia infinita de Dios y el poder redentor del Sacrificio de Jesús lo mantendrían vacío--- la teología católica tradicional niega esta posibilidad, pues si el infierno es un estado y no un sitio, no puede decirse simultáneamente que se admite que exista aquella situación de Infierno-Condenación pero que está vacía; pues un estado o situación que no se diese para nadie, simplemente no existiría, recalcando la idea de que la condenación no es una decisión de Dios, si no del propio hombre que rechace consciente, decidida y definitivamente el amor de Dios, su redención.

En todo caso, me resisto a aceptar que la capacidad de persuasión de Dios, que es bondad, misericordia e inteligencia inconmensurables, infinitas, no haga recapacitar al humano más contumaz, al más egoísta de los pecadores, para que acepte la purificación última que se ilustra en la idea de Purgatorio y se acoja a las bondades prometidas por Cristo.

Solo el “Mal Perfecto” representado únicamente por Lucifer, el ángel caído Luzbel, el más perfecto de los Querubines, y sus acólitos celestiales caídos, podrían perpetuarse en su error, y ser así los únicos morador de “Las Tinieblas”, de tal modo que ya no se podría hablar de la idea de “Infierno Vacío”, pues estaría colmado con Satanás y sus demonios.

Pero volviendo sobre la figura del demonio, siempre me ha llamado la atención el hecho de que Madrid albergue el único monumento existente en el mundo al Demonio. Se trata de la estatua conocida como el “Angel Caído” del parque de “El Retiro”.

La figura de “El Demonio” es universal. Todas las culturas reconocen la existencia de algún tipo de espíritus del mal.

La cultura occidental recoge la figura del demonio procedente de la tradición judeo-cristiana.

Según esta tradición Lucifer era un Angel, el más bello e inteligente de la categoría de los Querubines, que conforman el segundo coro de los nueve en que se dividen jerárquicamente según la clasificación elaborada entre los s.V y s.VI por el teólogo bizantino Dionisio Areopagita.

Los querubines se caracterizan, según este autor, por su extraordinaria inteligencia, y se consideran los guardianes de la Gloria de Dios.

Pues bien, Luzbel o Lucifer ---el portador del fuego, o de la luz, según la etimología latina--- se habría revelado por soberbia frente a Dios su creador, en compañía de un tercio de los ángeles, motivando su expulsión del Cielo por los demás ángeles, mandados por el Arcángel San Miguel.
Así lo relata el Apocalipsis de San Juan:

“Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón. El Dragón y sus ángeles combatieron, pero no pudieron prevalecer y no hubo puesto para ellos en el cielo. Y fue precipitado el gran Dragón, la serpiente antigua, que se llama “Diablo” y “Satanás”, el seductor del mundo entero, y sus ángeles fueron precipitados con él.”

A partir del momento de su condenación los demonios, por envidia y odio hacia Dios, tratan de apartar de Él a su más preciada criatura, los hombres, por medio de la tentación hacia el pecado.
Y el hombre cae en la tentación en uso de su libre albedrío; como dijera San Agustín:

"La muerte de Cristo y Su resurrección han encadenado al demonio. Todo aquél que es mordido por un perro encadenado, no puede culpar a nadie más sino a sí mismo por haberse acercado a él."

Si analizamos la figura del Demonio desde posiciones creyentes, no podemos albergar la más mínima duda a cerca de su existencia, tal y como se manifiesta el catecismo de la Fe Cristiana, en sus normas 2850 y siguientes.

Hoy en día sin embargo, y desde las predominantes posiciones racionalistas, se desprecia la existencia de “El Maligno”, que se considera una mera manifestación de los mitos religiosos primitivos.

La psicología, la filosofía, la sociología, la ciencia en fin, serían quienes debieran explicar la maldad humana desde perspectivas empíricas, desde postulados racionalistas.

Se afirma, así, que el hombre es una mera realidad sociológica y que su propensión al mal debe de ser explicada racionalmente.

No faltan, por otra parte, quienes nos dicen que las referencias al maligno existentes en nuestra sociedad no son sino herencia de los ritos prejudaicos de oriente medio, centrados en la figura del dios Baal, de cuyo nombre se deriva el de Beelcebú, propio del demonio, y en la tradición bacantica greco-romana, ambos con ritos de fertilidad licenciosos, caracterizados por orgías sexuales desenfrenadas, cuya permanencia en el acervo cultural europeo se extendió a través de los ritos mágicos medievales, pues los ritos de las bacantes ---adoradoras enloquecidas del dios Dionisos-Baco--- vinieron a ser los precursores de aquellas orgías que en la Edad Media se estigmatizaron como aquelarres.

En el fondo nada nuevo hay bajo el sol, pues las doctrinas científicas que parten de considerar que el hombre es esencialmente bondadoso y que su maldad es fruto de su defectuosa educación, de su marginalidad, de su discriminación social, o de los traumas psicológicos sufridos durante su infancia o adolescencia, no se diferencian en nada del maniqueísmo propio del s.III, para el que el hombre presenta una esencia dual en pugna permanente: el bien (inspirado por Dios), y el mal (dominado por El Demonio), de tal forma que el hombre no sería responsable de sus malas acciones porque no son producto de la libre voluntad sino del dominio de Satanás sobre nuestra vida.

Frente a esta posición racionalista la Iglesia Católica advierte sobre la existencia real del Maligno, y así se ha manifestado el Papa Woytila, expresamente, en su catequesis del 13 de agosto de 1986, al decirnos que:

“La malignidad humana, constituida por el demonio o suscitada por su influjo, se presenta en estos días de forma cautivadora, seduciendo las mentes y los corazones hasta hacernos perder el sentido del mal y del pecado.”

En definitiva que la mejor arma del maligno es lograr que no se crea en su existencia y mantener su permanente presencia entre nosotros, desapercibido pero constantemente activo.
No sé si, desde el punto de vista teológico, las interpretación o teorías expresadas en este escrito serán muy conformes con la ortodoxia católica, pero son las que más me consuelan de cara a mis imperfecciones, mis pecados y mi esperanza de alcanzar la vida eterna.