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Flores de nieve sobre el mar helado de la Antártida
A lo largo de los últimos años hemos asistido a una profunda crisis económica de consecuencias graves para las sociedades desarrolladas, más incluso que para aquellas que lo están en vías de dearrollo.
No faltan estudiosos que han puesto en relación la crisis que padecemos con las ingentes inversiones, desviadas de los procesos productivos, de la economía real, al estudio e inversión en acciones de lucha contra el calentamiento global, unido a la presión que trata de evitar algunas inversiones como consecuencia de una concepción eco-mediatizada de la economía, como es el caso del freno al desarrollo de la energía nuclear o la oposición a los sistemas fracking de extracción de gas natural.
El paleoclimatólogo Antonio Uriarte colgó hace tiempo en su blog CO2 un post en el que decía:
“Los historiadores del futuro relacionarán la crisis económica actual con la neurosis que provocó en Europa y Estados Unidos el temor a la catástrofe climática planetaria. Una ansiedad por las emisiones de CO2 que nos llevó a rebajar el consumo y paró la producción de mil sectores. Naturalmente fue por California por donde comenzó lo peor de la debacle económica. Su estado fue el primero que entró en quiebra y, aún así, sus periódicos seguían hablando prioritariamente del calentamiento futuro que afectaría en el año 2100 a las naranjas y su gobernador seguía presumiendo de tener un Hummer vegetariano.
Los que analicen estos años escribirán con pasmo que las compañías eléctricas recomendaban que se consumiese menos electricidad. El gobierno las apoyaba por el extraño método de poner precio negativo al CO2 y sustituir al carbón por otras fuentes más caras como el gas, traído de unos pocos países monopolistas y hostiles. O por subvencionar la energía eólica, que cuando no había viento no funcionaba, o la solar, que de noche, o con nubes, tampoco.
Las compañías de automóviles demonizaban al CO2 y aceptaban sin rechistar la penalización de los coches mejores. Se extendió el bonus-malus de Sarkozy: bonificación a los automóviles de bajas emisiones de CO2 y castigo impositivo a los otros. Al final, la población asustada no compraba ni unos ni otros, a la espera de que los coches eléctricos dejaran de ser de juguete, cosa que no ocurrió en varias décadas.
Se dejaron de hacer canales, porque ya se suponía que no iba a llover en ninguna parte. Cerraron cientos de agencias de transporte. Disminuyó también el turismo, sobre todo el de largas distancias. Se redujo drásticamente la fabricación de aviones. El Airbus 380, que se había presentado dos años antes como el triunfo de la cooperación tecnológica, dejo de fabricarse, llevando a la industria aeronáutica al borde de la quiebra.
En España se construyeron desaladoras para recuperar agua potable del mar, que no funcionan, se cerraron centrales nucleares y se compra la energía electriza a Francia y no se explota el gas natural porque el sistema fracking que se podría utilizar no esta homologado por los verdes. Y se produjo la gran Crisis”
No conozco a nadie que haya hecho un análisis similar, pero en mi climaescepticismo estoy de acuerdo con la percepción de Uriarte.
Según todos los estudios más recientes, las previsiones formuladas por el PANEL INERGUBERNAMENTAL PARA EL CAMBIO CLIMATICO (IPCC) son erroneas, incluso su vicepresidente Jean-Pascal van Ypersele, ha admitido que es "erróneo" el dato contenido en el informe de 2007 del organismo sobre los efectos del calentamiento global según el cual los glaciares del Himalaya desaparecerían en 2035.
Reconocimiento que viene a sumarse a otras muchas evidencias de la parcialidad y error de los datos manejados por el IPCC.
En el blog, ya citado, CO2, Antón Uriarte nos dice que en junio de 2014 hay casi 2 millones de kilómetros cuadrados de hielo más de lo normal en torno a la Antártida, batiendo el record de los 25 años en que se vienen realizando estas mediciones. Se puede ver la información del blog y los cuadros gráficos ”AQUÍ”. Lo que viene a contradecir, palmariamente, la teoría del calentamiento global.
Por otra parte es interesante leer las conclusiones del PANEL NO INTERGUBERNAMENTAL DEL CAMBIO CLIMATICO (INPCC), que reúne a un importante conglomerado de los llamados científicos climaescépticos y que contradicen las tesis alarmistas del IPCC y que pueden leer ”AQUÍ”.
Por lo tanto creo que existen evidencias que desautorizan absolutamente las previsiones y asertos del IPCC y de la ONU y la OMS en materia de Cambio Climático y de la pretendida incidencia de la actividad humana en ese proceso de cambio. Las razones de esta posición inaudita de la ONU y sus agencias, deberá ser, no obstante, objeto de otro post.