Lamentablemente los sindicatos españoles continúan descaradamente al servicio del Gobierno y lo que es más indignante, con nuestro dinero.
Ahora le toca el turno al “Juez Politizado” y de la más pura izquierda intolerante radical anclada en el PSOE, Baltasar Garzón, erigirse en protagonista de las actuaciones de estos paniaguados, que a falta de afiliados viven de la sopa boba de los presupuestos generales del Estado.
Lo más lamentable, sin embargo, no es que estos sinvergüenzas (pues carecen de la vergüenza propia de las gentes de bien y viven como decimos a costa de los honrados ciudadanos) hayan organizado un acto de pretendido “desagravio” a Garzón –sin que se haya convocado ni tan siquiera una mísera manifestación contra el Gobierno que ha batido todos los records históricos con casi cinco millones de parados− sino que el ex Fiscal Anti Corrupción se haya permitido el lujo de participar sin empacho alguno en este acto políticamente sesgado y atacar de modo inmisericorde al Tribunal Supremo por el hecho de encausar a un Juez presuntamente prevaricador y corrupto.
Y naturalmente ya tenemos a los titiriteros, con el impresentable Almodóvar con la no menos intratable mamá Bardem colándose en la fiesta y sumándose a los alardes “antifascistas” propios de la farándula, en defensa del “pobre Garzón” tan “injustamente perseguido por la extrema derecha”, aunque sea menos pobre tras su periplo de conferenciante en los Estados Unidos.
Hace pocos días el ya decrépito (recordemos que Erasmo nos relata como la Estulticia ha favorecido a los viejos haciéndoles delirar) y presunto responsable político de los asesinatos de Paracuellos, Santiago carrillo, amnistiado según el propio Garzón, por la democracia −gobernada entonces por la derecha− pese a que el mismo rasero no haya sido utilizado por el Juez para con los “Responsables de los Asesinatos Fascistas”, se permitió el lujo de afirmar, claro está que en “El País”, que el PP era un peligro para la Democracia y que sus actitudes le recordaban a la derecha causante de nuestra guerra civil 1934-1939 (si he dicho bien 1934 y quien no esté de acuerdo que se lea a Pio Moa)
A mí lo que me preocupa es que la izquierda toda, desde el PSOE, pasando por los republicanos y acabando con los comunistas, están indisimuladamente en las mismas actitudes que estuvieron en los años 30 del siglo pasado.
Recordemos solamente alunas palabras de Largo caballero, idolatrado por la izquierda patria, pese a su actitud de revolucionario totalitarista, cuya estatua/monumento sigue decorando el paseo de la Castellana de Madrid pese a sus deméritos antidemocráticos y que se asemejan mucho a todo lo que estamos presenciando:
El 10 de febrero de 1936, en el Cinema Europa, Largo Caballero afirmaba:
“... la transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas... estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”.
Para continuar definiendo “su democracia” diciendo:
“Yo declaro... que, antes de la República, nuestra obligación es traer al socialismo... Hablo de socialismo marxista... socialismo revolucionario... somos socialistas pero socialistas marxistas revolucionarios... ¿Procedimiento? ¡¡El que podamos emplear!!...”
Vamos, que le importaba una higa la democracia representativa y era partidario de una democracia “revolucionaria” es decir soviética.
Cierto que nuestra izquierda no se ha atrevido −aún− a llegar a estos extremos, pero algunas frases o actitudes de nuestros actuales políticos “progresistas” se asemejan a tales actitudes.
Así, nuestro Robespierre particular (Rubalcaba), afirmaba hace poco, como ya he comentado en otro post, que si las grabaciones de las conversaciones de abogados y clientes no son legales habrá que cambiar la ley para evitar que los abogados, además de esto sean cómplices de sus clientes, con lo que le traen sin cuidado los derechos de defensa jurídica y de presunción de inocencia establecidos en nuestra Constitución y el la declaración Universal de Derechos Humanos.
O la cuasi amortizada Vicepresidenta de la vega, que en un acto ante jóvenes socialistas, preguntada por las imputaciones a Garzón contestó que era asunto sub iudice y que había que respetar a los tribunales, mientras que preguntada posteriormente por el llamado “Caso Gurtel” no aplicó el mismo rasero, sino que arremetió contra la oposición afirmando que se trataba de un caso de corrupción generalizada del PP.
Finalmente no tienen desperdicio las declaraciones del ex Fiscal Anticorrupción −antidemocracia diría yo− Carlos Jiménez Villarejo, quien acusó a los jueces del Supremo de:
“… haber estado en el Tribunal del Orden Público del franquismo y de haber sido cómplices de sus torturas”.
Vamos, tres dechados de liberalidad y “talante” democrático.
Y mientras tanto, Sindicatos pasando del paro, atacando a la derecha y viviendo a nuestra costa de modo vergonzoso.
Si esto todo no es claramente antidemocrático, que venga Dios y lo vea.