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jueves, 29 de enero de 2009

CURIOSIDADES SOBRE EL DEMONIO

Siempre me ha llamado la atención el hecho de que Madrid albergue, según se dice, el único monumento existente en el mundo al Demonio: se trata de la estatua conocida como el “Angel Caído” del parque de “El Retiro”.
La figura de “El Demonio” es universal. Todas las culturas reconocen la existencia de algún tipo de espíritus del mal.
La cultura occidental recoge la figura del demonio procedente de la tradición judeo-cristiana. Según esta tradición Lucifer era un Angel, el más bello e inteligente de la categoría de los Querubines, que conforman el segundo coro de los nueve en que se dividen jerárquicamente los ángeles según la clasificación elaborada entre los s.V y s.VI por el teólogo bizantino Dionisio Areopagita.
Los querubines se caracterizan, según este autor, por su extraordinaria inteligencia, y se consideran los guardianes de la Gloria de Dios.
Pues bien, Luzbel o Lucifer ―el portador del fuego, o de la luz, según la etimología latina― se reveló por soberbia frente a Dios su creador, en compañía de un tercio de los ángeles, que fueron expulsados del Cielo por los demás ángeles, mandados por el Arcángel San Miguel. Así lo relata el Apocalipsis de San Juan:
“Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón. El Dragón y sus ángeles combatieron, pero no pudieron prevalecer y no hubo puesto para ellos en el cielo. Y fue precipitado el gran Dragón, la serpiente antigua, que se llama “Diablo” y “Satanás”, el seductor del mundo entero, y sus ángeles fueron precipitados con él.”
A partir del momento de su condenación los demonios, por envidia y odio hacia Dios, tratan de apartar de Él a su más preciada criatura, el hombre, por medio de la tentación hacia el pecado. Aunque lo cierto es que el hombre cede a la tentación y cae en el pecado en uso de su libre albedrío; pues como dijera San Agustín:
"La muerte de Cristo y Su resurrección han encadenado al demonio. Todo aquél que es mordido por un perro encadenado, no puede culpar a nadie más sino a sí mismo por haberse acercado a él."
Si analizamos la figura del Demonio desde posiciones creyentes, no podemos albergar la más mínima duda a cerca de su existencia, tal y como se manifiesta el catecismo de la Fe Cristiana, en sus normas 2850 y siguientes.
Hoy en día, sin embargo y desde las predominantes posiciones racionalistas, se desprecia la existencia de “El Maligno”, que se considera una mera manifestación de los mitos religiosos primitivos.
La psicología, la filosofía, la sociología, las ciencia sociales en fin, tratan de explicar la maldad humana desde perspectivas empíricas, desde postulados racionalistas.
Se afirma, así, que el hombre es una mera realidad sociológica y que su propensión al mal debe de ser explicada racional y sociológicamente.
No faltan, por otra parte, quienes nos dicen que las referencias al maligno, existentes en nuestra sociedad, no son sino herencia de los ritos prejudaicos de oriente medio, centrados en la figura del dios Baal, de cuyo nombre se derivaría el de Beelcebú, propio del demonio; y en la tradición bacantica greco-romana, ambos con ritos de fertilidad licenciosos, caracterizados por orgías sexuales desenfrenadas, cuya permanencia en el acervo cultural europeo se extendió a través de los ritos mágicos medievales, pues los ritos de las bacantes ―adoradoras enloquecidas del dios Dionisos-Baco― vinieron a ser las precursoras de aquellas orgías que en la Edad Media se estigmatizaron como aquelarres de brujas.
En el fondo nada nuevo hay bajo el sol, pues las doctrinas filosóficas que parten de considerar que el hombre es esencialmente bondadoso y que su maldad es fruto de su defectuosa educación, de su marginalidad, de su discriminación social, o de los traumas psicológicos sufridos durante su infancia o adolescencia, no se diferencian en nada del maniqueísmo propio del s.III, para el que el hombre presenta una esencia dual en pugna permanente: el bien (inspirado por Dios), y el mal (dominado por El Demonio), de tal forma que el hombre no sería responsable de sus malas acciones porque no son producto de la libre voluntad sino del dominio de Satanás sobre nuestra vida.
Si a ese “Satanás” lo llamamos defectuosa educación, marginalidad, discriminación social, o traumas psicológicos sufridos durante su infancia o adolescencia..., pues hemos vuelto al maniqueísmo.
Frente a esta posición racionalista el catolicismo se ha manifestado en palabras del Papa Woytila, advirtiéndonos expresamente frente a la realidad de la existencia del maligno, así el 13 de agosto de 1986, nos decía que:
“La malignidad humana, constituida por el demonio o suscitada por su influjo, se presenta en estos días de forma cautivadora, seduciendo las mentes y los corazones hasta hacernos perder el sentido del mal y del pecado.”
En definitiva la mejor arma del maligno es lograr que no se crea en su existencia y mantener su permanente presencia entre nosotros, desapercibido pero constantemente activo.
De todas formas, volviendo a las curiosidades que se esconden en torno a la estatua del Angel Caído del Parque del Retiro de Madrid, ¿sabían ustedes que dicha estatua se encuentra situada, en su base, a una altura topográficamente señalada por el ayuntamiento de la capital con un punto geodésico, a 666 metros de altitud?
Efectivamente, según el plano geodésico de Madrid, que aparece en la Pagina Web del Ayuntamiento, el punto geodésico VK47C está a los pies de la estatua-fuente, y se sitúa a una altitud oficial de 666 metros sobre el nivel del mar.
Lo que ya no es cierto es el hecho de que la famosa estatua del Parque de El Retiro sea el único monumento al Ángel Caído existente en el Mundo, ni tan siquiera en Madrid.
Así, en la cornisa superior de un edificio situado en la castiza calle de los Milaneses, semi esquina con la calle Mayor de Madrid, podemos contemplar esta obra escultórica de Miguel Angel Ruiz: Pese a que la estatua en cuestión fue bautizada por su autor como “Accidente Aéreo” y hay quien dice que es una representación de “Icaro”, pienso sin embargo que al estar sus alas incólumes y nacer de la espalda del “caído” y no ser unas alas deshechas y sujetas al cuerpo por un arnés, pienso, insisto, que no se trata sino de una nueva representación escultórica del Maligno, original y atrevida, incluso pese a su titulo algo vergonzante, pues no conozco a ningún accidentado aéreo con alas que no sea un ángel caído.
En cualquier caso y por si acaso:
Sancte Michael Archangele, defende nos in praelio. Contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur. Tuque princeps militiae caelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo divina virtute in infernum detrude.
San miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sed nuestro amparo contra la maldad y acechanzas del demonio. reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder, a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.